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La sanidad y los funcionarios
Muface. Cuando algo funciona, y lleva décadas, ¿por qué no se deja como está? Parece que hay un claro interés en levantar muros hasta entre los trabajadores. Si no se tocó Mugeju e Isfas, ¿por qué los demás sí? No es justificable hacer diferencias entre unos y otros ¿o es imprescindible hacer distinciones para que quede clara constancia de que hay funcionarios de primera y de segunda? ¿Acaso se trata de otro tipo de «aforamiento» y, para que conste, se evidencian las diferencias por todos los medios al alcance de la ideología de cierto sector de la política? Los funcionarios civiles del Estado no se merecen esta inestabilidad, después de tantos años cotizados, al igual que han estado haciendo todos los trabajadores de este país. No es justificable que de repente miles de personas tengan que cambiar de médico o de especialista después de la atención de toda una vida.
Señores «inventores de modificaciones y ocurrencias sociales», cuando nos intenten «igualar» que sea siempre respetando nuestros intereses, y no únicamente blindando los suyos y sus propias ideologías partidistas. Podría parecer que en este país estamos expuestos a los «caprichos» de unos pocos. Y lo parece. M. J. Vilasuso. As Pontes.
Abono de Renfe para viajeros recurrentes
El abono de Renfe para viajeros recurrentes ha sido fulminado por la derecha neoliberal. Era una de las pocas medidas, junto con la educación y la sanidad públicas, que realmente beneficiaba a la clase trabajadora, a los ciudadanos que generan la riqueza del país y que necesitan herramientas para llegar a fin de mes y capear a duras penas esta inflación galopante. Además era una medida ecológica porque significaba menos coches. Era saludable porque disminuía los accidentes, el estrés y la ansiedad por los atascos, y nos hacía caminar más hasta y desde las estaciones. Además, fomentaba la cultura, porque podíamos leer durante el trayecto. Pues todo eso, como era de esperar, no solo carece de interés para la derecha, sino que lo odia, porque quiere destruir cualquier medida que brinde bienestar a la clase trabajadora para así tenernos arruinados económica, sanitaria y culturalmente, y que no tengamos fuerza física ni mental, y podamos ser controlados y manipulados con mayor facilidad. Julio Rodríguez. Ourense.
Crispación
Siempre he pensado que el tráfico y la convivencia ciudadana son un gran termómetro del estado de crispación de una sociedad.
En las últimas semanas no hago más que ver a gente «desquiciada» al volante, absolutamente insolidaria e incluso gritando o amenazando. Será el mes del año, el estrés o, a lo peor, una tendencia irreversible, pero tendríamos que hacérnoslo mirar. M.F.
El poder del relato
Saber hablar en público, saber contar las cosas como uno quiere que sean entendidas da poder. El presidente Sánchez quiere ganar la batalla del relato frente a los ciudadanos. Se equivoca con la estrategia. Ya sabemos que un consejo de ministros y un decreto son suficientes para subir las pensiones. ¿A qué espera? Marisa García. Lugo.