Lo que Jorge Martín había separado ha intentado unirlo Alejandro Sanz. La trama del enfrentamiento entre Pablo Motos y David Broncano, que saltó a la luz pública en noviembre por la publicidad que se dio al veto que el programa de Antena 3 impuso sobre el de TVE por la entrevista al piloto, debería haber escrito este lunes su capítulo final con la mediación guionizada del cantante gaditano. Sanz se prestó a ejercer el papel de pacificador entre El hormiguero y La revuelta con la aquiescencia tácita de ambos programas. La semana pasada, fingió una encerrona a Motos para que este escribiera de su puño y letra una carta cordial a su contrincante. Y este lunes el artista entregó en persona la misiva, a la que el presentador de La revuelta contestó con un audio conciliador.
Con el tono de su denuncia y de la berrea del ciervo de hace dos meses, el programa de Broncano supo ganar terreno hábilmente y hacer que Pablo Motos desenvainara la espada que lo arrinconó, sin darse cuenta, en el cliché que muchos le atribuyen. No ha sido hasta la semana pasada cuando El hormiguero empezó a relajar el ambiente y a tomarse a broma un rifirrafe que nunca debería haber salido del terreno del chiste. Especialmente cuando el número uno es solo una cifra simbólica, porque Broncano va construyendo su éxito sin restarle espectadores a su rival.