«La doctora regresó a la consulta con signos de nerviosismo y temor»

OPINIÓN

XOAN A. SOLER

07 feb 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Protección para quienes nos cuidan

Anteayer fui testigo del sufrimiento, disgusto y hasta temor de una doctora a la que uno de sus pacientes molestaba insistentemente con peticiones que la facultativa no podía atender. La doctora que me estaba atendiendo en ese momento recibió una llamada de recepción en la que le advirtieron que la insistencia de este paciente era inaceptable. Me consta que es una gran profesional y empática con sus pacientes; ante la insistencia, decidió bajar a recepción, advirtiéndome que me quedara esperando para poder así reanudar la consulta.

Mientras esperaba, escuché la sirena de la Policía, que tuvo que ser advertida ante la actitud del demandante de atención sin cita, quien ya había protagonizado situaciones parecidas con anterioridad. Después de un tiempo, la doctora regresó a la consulta con signos de nerviosismo y temor a que, después de terminar su trabajo, que ya faltaba poco tiempo, fuese molestada por el citado paciente. Me ofrecí a esperar y acompañarla por si fuera necesario.

Es lamentable que estas situaciones se repitan últimamente sin que nadie ponga un servicio de vigilancia en los centros de atención primaria. Esto sucedió en la Casa del Mar de A Coruña.

No debemos consentir que quienes protegen nuestra salud lo hagan a costa de poner en riesgo su integridad, ya sea verbal o física. Necesitan protección y deben tenerla. Juan José Lojo Fandiño. A Coruña.

Grave situación inmobiliaria

El personal se escandaliza, y con razón, por los altos precios de la vivienda, su compra y alquiler, lo cual es cierto —imposibilitan su acceso— pero no nuevo. Los que tenemos cierta edad recordamos cómo en las décadas de los años 50, 60 e incluso 70 del pasado siglo había viviendas en las que residían familias compuestas de abuelos, hijos y nietos, por la dificultad de emanciparse ante los altos costes de las viviendas, alquiler incluido, salvo algunas excepciones, e incluso se recurría al alquiler de habitaciones. Recordemos la proliferación del chabolismo en las grandes capitales, tanto en esos años como en anteriores. Luego, es cierto, vinieron unos años de bonanza en que el tema mejoró, hasta que llegaron determinadas crisis económicas, sociales y laborales.

No hay nada nuevo bajo el sol y ello significa lo poco que hemos avanzado y lo poco que hacen los gobernantes responsables para evitar estas situaciones indignas e ilógicas, incluso contrarias a la propia Constitución. Ángel Santamaría Castro. Bilbao.

Un problema bajo nuestros pies

Soy una estudiante de 16 años del IES Eduardo Blanco Amor de Ourense. Llevo bastante tiempo observando las calles de la ciudad, especialmente las del centro, y veo que se encuentran en mal estado y que, en consecuencia, pueden suponer riesgos para los ciudadanos, sobre todo para las personas mayores o con movilidad reducida, por los tropiezos o caídas que provocan las baldosas levantadas.

Este problema lleva ya bastante tiempo sin solucionar y considero que no solo es peligroso, también afecta a la estética de la ciudad, aunque esta sea una cuestión más irrelevante. Espero que el ayuntamiento u otras instituciones se ocupen de ello y tomen las medidas oportunas para reparar las zonas afectadas y así prevenir cualquier tipo de accidente. Isabel Taboada Rodríguez. Ourense.