Elecciones: la mirada interior de Alemania

Gilles Moëc ECONOMISTA JEFE DE AXA INVESTIMENT MANAGERS

OPINIÓN

María Pedreda

22 feb 2025 . Actualizado a las 10:12 h.

La esencia de la actual marginación internacional de Europa no es tanto la configuración institucional de la UE como la disposición y la capacidad de actuar de los Estados miembros clave. Desde este punto de vista, es probable que las elecciones alemanas de este fin de semana sean una prueba importante de la capacidad de reactivación de la Unión Europea.

Y hay una miríada de escenarios posibles, pero lo que realmente importa es encontrar un paquete de políticas lo suficientemente decisivo como para reactivar la suerte de la mayor economía de la UE.

Todos los partidos que probablemente entrarán en las conversaciones de coalición partirán de un punto de partida derrochador, lo que, en nuestra opinión, hace probable que surja algún acuerdo sobre una reforma del freno de la deuda, sin contar necesariamente con la mayoría parlamentaria para hacerlo realidad.

Sin embargo, sería inevitable un debate espinoso sobre las prioridades presupuestarias que se beneficiarían de tal ampliación del espacio fiscal. Si bien durante la campaña el líder de la CDU, Friedrich Merz, ha expresado cierta apertura a relajar el freno de la deuda para financiar la inversión, la reducción de los impuestos —especialmente el de sociedades, pero también el impuesto sobre la renta mediante la abolición del «recargo de solidaridad» y el aumento del umbral del tramo más alto, es la esencia del manifiesto de la CDU. Los dos partidos de centroizquierda también están a favor de algunos recortes fiscales, pero para el extremo inferior de la escala de ingresos y/o para acelerar la descarbonización de la economía.

 Algunos de los principales desafíos macroeconómicos a los que se enfrenta Alemania apenas se discuten, y probablemente resultarían tóxicos para la estabilidad de la futura coalición.

Los altos costes de la energía y la ausencia de una política energética clara contribuyen a la situación actual del país. Sin embargo, en este tema, la brecha entre Merz —quien planteó la idea de prolongar la vida útil de las plantas nucleares— y el centroizquierda es amplia. La posición del futuro Gobierno alemán sobre el comercio internacional —por ejemplo, sobre la respuesta a EE.UU., o la actitud hacia China— también es difícil de predecir.

Una cuestión clave es que la campaña electoral en Alemania ha «mirado en gran medida hacia adentro», con un enfoque en asuntos internos que no dejaban mucho espacio a los proyectos europeos. Nuestra corazonada es que, aunque se puede esperar cierta relajación de la postura de la política nacional después de las elecciones, es poco probable que Berlín impulse la extensión de los grandes programas europeos; cualquier intento de cargar a los contribuyentes alemanes con más garantías para una emisión conjunta de la UE se consideraría invendible.

En definitiva, las conversaciones de coalición podrían durar mucho tiempo antes de que un Gobierno federal de pleno derecho esté en funcionamiento en Berlín. Esto creará un vacío de poder de facto en un momento en el que Europa necesita hacer oír su voz en las conversaciones de paz sobre Ucrania.