
Lo menos que cabe exigir a un mojigato es coherencia entre su proclamada devoción —sea la que fuera— y su modo de actuar. Dejó escrito Talleyrand, gran político francés en el tránsito del Antiguo Régimen
Lo menos que cabe exigir a un mojigato es coherencia entre su proclamada devoción —sea la que fuera— y su modo de actuar. Dejó escrito Talleyrand, gran político francés en el tránsito del Antiguo Régimen