Contra los mayores

Mariluz Ferreiro A MI BOLA

OPINIÓN

Pilar Olivares | REUTERS

09 mar 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Descárguese una app, regístrese y luego pille usted el truco de las flechitas y las pestañas para reservar una cita. O hágalo por teléfono. Pero dispóngase a hablar con un contestador que le dará mil opciones, que le pedirá el número del DNI y de sus empastes, y que no subirá el volumen ni repetirá la frase si no ha entendido la quinta pregunta. Y si se corta la llamada, vuelta a empezar desde cero. Hoy, un simple trámite puede ser engorroso para cualquiera. Pero para muchos mayores se convierte en un drama. Se nos llena la boca de discursos sobre el edadismo, lanzamos campañas, tuiteamos con tanto sentimiento que se nos encogen los pulgares… Pero en realidad las empresas y las administraciones evolucionan ignorando las necesidades de aquellos que tienen ciertas limitaciones, que necesitan la atención de una persona para completar una pequeña gestión. Compañías con beneficios récord se lo ponen cada vez más difícil a esa señora que usa teléfono analógico y que no se entiende con una pantalla. Rebosa cinismo esta sociedad que reivindica a los veteranos con sus palabras y los borra con sus hechos. Del «vuelva usted mañana» al «conéctese usted hoy». La última broma es esa propuesta europea para eliminar los prospectos en papel y sustituirlos por un código QR. Se ve que los mayores apenas toman medicamentos y que se pasan el día escaneándolo todo con sus móviles de última generación. Para que la información sea más accesible (depende para quién) y para reducir el consumo de papel, dicen. Y volverá esa sensación de que el sacrificio ecológico recae siempre sobre los mismos, esos que no editan catálogos de lujo (sostenibles) ni hacen excursiones en sus yates (verdes). Y se regará con gasolina el descontento al complicarle la vida a la gente una vez más.