
El sufrimiento grave relacionado con la salud (SHS, por sus siglas en inglés) es una crisis silenciosa que afecta a 73,5 millones de personas en el mundo. No se trata solo de enfermedades incurables, sino de dolor, angustia y malestar físico y emocional, que podrían aliviarse con cuidados paliativos adecuados.
Sin embargo, la realidad es otra: millones de personas viven y mueren en condiciones que podrían evitarse. Un estudio reciente publicado en The Lancet Global Health revela que, en las últimas tres décadas, la cantidad de personas que experimentan SHS ha aumentado un 74 %, y el acceso a cuidados paliativos sigue siendo insuficiente en la mayor parte del mundo.
Según la investigación, el 80 % del sufrimiento grave ocurre en países de ingresos bajos y medios. En estas regiones, el aumento del SHS ha sido del 83 % desde 1990, mientras que en los países de ingresos altos el incremento ha sido del 46 %.
El crecimiento de la población explica parte de este fenómeno, pero el aumento en las enfermedades crónicas y la falta de acceso a tratamiento adecuado han hecho que el problema sea aún mayor.
Lo más alarmante es que la mayoría de los afectados no están en fase terminal. En el 2021, casi dos tercios de quienes sufrieron SHS no fallecieron ese año, sino que siguieron viviendo con un dolor insoportable sin recibir la ayuda que necesitaban.
Hace 30 años, muchas personas sufrían a causa de enfermedades infecciosas como la tuberculosis o el sida. Hoy, la mayor parte del SHS está asociada a cáncer, enfermedades cardiovasculares y demencia.
Aun así, el sida sigue siendo una causa importante de sufrimiento en el África subsahariana, mientras que en los países ricos el problema se centra en las personas mayores, especialmente mujeres con demencia.
Otro dato preocupante es el impacto del covid-19, que entre el 2019 y el 2021 aumentó el número de personas con SHS debido a enfermedades infecciosas.
El estudio también destaca que el sufrimiento no afecta a todos por igual. En los países de ingresos bajos, las mujeres de entre 20 y 49 años son el grupo más golpeado, mientras que en los países de altos ingresos el SHS se concentra en mujeres mayores de 70 años.
En cuanto a los niños, su proporción en el total de casos ha disminuido del 25 % en 1990 al 14 % en el 2021, pero en los países más pobres siguen representando un tercio del total.
El sufrimiento grave relacionado con la salud es prevenible en muchos casos. No estamos hablando de curar el cáncer o las enfermedades neurodegenerativas, sino de aliviar el dolor y mejorar la calidad de vida mediante cuidados paliativos.
Sin embargo, en muchos países esta atención no está garantizada. Los cuidados paliativos incluyen tratamientos para el dolor, apoyo psicológico y acompañamiento médico especializado, pero en demasiados lugares siguen siendo un lujo.
El informe de The Lancet lanza una advertencia clara: los gobiernos deben garantizar el acceso universal a los cuidados paliativos como parte del derecho a la salud. No hacerlo es condenar a millones de personas a un sufrimiento innecesario.
El mundo envejece y las enfermedades crónicas son cada vez más comunes. La pregunta no es si necesitaremos cuidados paliativos en el futuro, sino si estaremos preparados para brindar una vida digna a quienes más lo necesitan.
Porque, al final, no se trata solo de vivir más años, sino de vivir mejor.