
« Why England slept» fue la tesis doctoral en la Universidad de Harvard de John F. Kennedy, que lo catapultó al conocimiento público. Hablaba del porqué Inglaterra, dormida, no reaccionó ante el riesgo de los nazis. Hoy nos vale para aplicarlo a toda Europa. La Unión Europea es la tercera fuerza económica mundial, con un PIB de 16,6 billones de dólares. Europa es un operador económico básico, como tercera pata de la silla mundial. Sin embargo, los riesgos económicos, si no se corrigen, se transforman siempre en riesgos políticos, y si la diplomacia no lo resuelve, en escenarios de guerra. Aquí tenemos algunos de ellos:
Los riesgos de exportación consisten en que cuando un país exporta está robando riqueza, crecimiento y empleo al país importador. Además, está contribuyendo netamente a su riqueza interior y su propio bienestar. El déficit de cuenta corriente es lo que lo explica. Trump no puede sufragar con facilidad su déficit por cuenta corriente de 1,2 billones de dólares, su presencia militar global y una deuda pública que no deja de crecer. La Oficina de Presupuestos del Congreso estima que la deuda pública representó un 122 % del PIB en el 2024 y que se incrementará en 21,7 billones de dólares entre el 2026 y el 2035. Los programas de reducción de impuestos empeorarán el déficit público a corto. La subida de aranceles la pagarán los americanos con una menor renta disponible. América tendrá que centrarse en evitar perder su liderazgo económico e intentar compensar la vía de agua del déficit comercial y el déficit público. La amenaza arancelaria no puede ser permanente a largo plazo, pues todos pierden. Trump lo tiene muy difícil y esto es un riesgo patente para Europa.
Los riesgos del crecimiento amenazan también al mundo, cuya riqueza anual en términos de PIB, que era de 84 billones de dólares en el 2019, alcanza ahora los 105 billones en el 2024, y según FMI será de 140 billones de dólares en el 2032. Esto es un dato nunca visto en la historia. Por tanto, el mundo habrá aumentado su producción un 82,3 % entre el 2019 y el 2032. ¿Tenemos suficiente acero, cobre, hierro, tierras raras o soja para abastecer esa demanda? La respuesta está en suministrar desde Marte de modo permanente. Elon Musk es la llave que puede abrir ese suministro, trabaja en ello hace más de diez años. Si no tienes minerales no podrás crecer, Europa tiene ahí otro riesgo.
China se ha convertido en el primer exportador mundial, y lo que es peor, ha pasado de exportar tijeras a exportar coches eléctricos, construidos con mano de obra más barata. Es decir, roba mucho crecimiento a EE.UU. y Europa. Rusia, con un PIB de 2,1 billones de dólares (España 1,5 billones) y 146 millones de habitantes, es un país pobre, en el que el 23 % de la población no tiene sistemas de alcantarillado. Sin embargo, su capacidad nuclear es alta y puede ser letal. Este es un gran riesgo para todos.
Stefan Zweig, en su libro Memorias de un europeo, decía: «Todos pensaban que la paz era tan permanente como el Sol o la Luna», en la época en que Europa vivía la explosión de la riqueza y la cultura, antes de la Primera Guerra Mundial. Eso creían, pero en realidad estaban tan dormidos como decía Kennedy en su tesis. Es hora de unirse y despertar.