
Con cada edición de MasterChef, el concurso de cocina suele situarse entre los espacios más vistos del día. A ese logro, el reality de TVE le suma habitualmente la medalla de uno de los contenidos más reproducidos a la carta en los siete días que siguen a su emisión. La causa de que tantas personas vean el programa en diferido es bien clara: su larga duración lo hace inasequible para aquellos que tienen que poner el despertador al día siguiente.
A lo largo de todas las temporadas emitidas hasta ahora, de anónimos, de niños y de famosos, los espectadores han suplicado sin ningún éxito un metraje más corto. Pero esto está a punto de cambiar ligeramente. En los nuevos episodios de la 13.ª temporada, que TVE estrenará el lunes, este formato que parecía intocable ajustará finalmente su duración. No cambiarán las tres pruebas habituales, pero la tijera dejará fuera aspectos como el banquete de los comensales que catan los platos cocinados en exteriores. Con eso, y con la concentración de las pruebas para hacerlas más breves, se llegará a una duración de dos horas y media, excepto en el caso de los programas primero y último. Pese a todo, con La revuelta posponiendo el comienzo del prime time de TVE hasta cerca de las once, los aficionados madrugadores tendrán que mantener el hábito de verlo al día siguiente.