El plátano

Luis Ferrer i Balsebre
Luis Ferrer I Balsebre EL TONEL DE DIÓGENES

OPINIÓN

Esta obra fue presentada en la edición del 2019 de la Art Basel Miami Beach. Existen tres ejemplares. El pasado 20 de noviembre, un criptoempresario se hizo con la puja ganadora de una de las versiones, en una subasta de Sotheby's.
Esta obra fue presentada en la edición del 2019 de la Art Basel Miami Beach. Existen tres ejemplares. El pasado 20 de noviembre, un criptoempresario se hizo con la puja ganadora de una de las versiones, en una subasta de Sotheby's. «Comediante» de Maurizio Cattelan.

04 may 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

En noviembre del 2019, la galería de arte Emmanuel Perrotin anunció que el artista Maurizio Cattelan había realizado su primera obra después de 15 años. Se llamaba Comedian. La obra consistía en un plátano pegado con cinta americana sobre una pared blanca impoluta y un texto adjunto que rezaba: «El Comediante de Cattelan representa la cúspide de 100 años de interrogación intelectual e irreverente sobre los límites del arte contemporáneo».

Hace unos meses, la sala Sotheby’s de Nueva York vendió la obra a un entusiasta de las criptomonedas chino llamado Jen Hua por 6,2 millones de dólares. El precio estratosférico de Comedian ha reabierto un viejo debate: ¿qué es arte y qué no? Para algunos, la banana es una genialidad transgresora que se burla del sistema del arte y de los coleccionistas que están dispuestos a pagar fortunas por lo absurdo. Para otros, es un insulto a cualquier forma de creatividad sincera.

Cattelan asegura que su obra no es una broma, sino «un comentario sincero» sobre lo que valoramos en el arte y la sociedad. Contra gustos pintan colores, y cada cual tendrá su opinión sobre el plátano en cuestión. Obviamente se trata de una obra de ¿arte? conceptual que admite todo tipo de interpretaciones.

El psicoanalista Jaques Lacan señaló al arte como algo adelantado a su tiempo, suponiendo al artista la capacidad de leer los síntomas de cada época y avanzar los cambios venideros. Más allá de los comentarios jocosos y si tenemos en consideración el apunte de Lacan, el plátano de Cattelan es toda una metáfora de los síntomas de la civilización actual. Lo efímero, lo perecedero, el valor subjetivo de las cosas, el exceso, la provocación llevada a lo absurdo, el dinero virtual, la ausencia de narrativas que den sentido a la obra, la simplicidad del concepto y de la emoción que provoca.

Si el precio del arte se mueve como en un mercado de valores, ¿por qué no vender un plátano? El mensaje parece claro: por muy rico que seas, nada te salva de pagar una fortuna por una fruta que se pudrirá en una semana. Un chiste, sí, pero también es reflejo de nuestro tiempo.

Algo análogo al célebre urinario que Marcel Duchamp presentó en 1917, considerado hoy el artista más influyente del siglo XX al elevar el objeto cotidiano a la categoría de arte. Claro que, poco años después, el mundo acabó evacuando por aquel inodoro dos guerras mundiales.

Si el arte avanza los cambios venideros piensen lo que se nos viene encima. Y si uno observa cómo está el mundo, no se extrañen de que alguien acabe comiéndose el plátano o, simplemente, se pudra con la misma fugacidad que se creó.

Habemus plátano.