Sé que, en cuanto a su carácter histórico, el esperado ataque de Israel a Irán tendrá más resonancia que la caída del secretario de organización del PSOE, Santos Cerdán. La madrugada del 13 de junio del 2025 quedará en la Historia Universal por el vuelo de los doscientos cazas israelíes sobre las instalaciones nucleares y sobre las viviendas de los principales mandos del ejército, y por sus consecuencias previsibles (pocas) e imprevisibles (muchas). Pero el 12 de junio también será señalado por Pedro Sánchez como el momento en el que, si seguía preguntándoselo, empezó a saber cómo pasaría él a la historia.
Cuando hizo dimitir a Máximo Huerta como ministro de Cultura —su primer Gobierno había echado a andar esa misma semana— por un delito fiscal que ya había pagado, se preguntó delante de él cómo le vería la historia. Casi un lustro después dijo que se le recordaría, entre otras cosas, como el hombre que sacó a Franco del Valle de los Caídos. Lo proclamó en un homenaje a Almudena Grandes con el descaro y la inmodestia que tiende a exhibir desde hace tanto. Ocurrió en el 2022 y me extrañaría que alguien le recordara hoy por eso. Pero el jueves 12, como muy tarde, habrá vislumbrado con mayor claridad cómo aparecerá en los libros: como un tipo propenso al engaño y al apaño… electoral —al parecer, no solo de sus primarias— y que ascendió a lomos de trincones sin complejos y con bastante aire macarra. Sin contar, claro, al fiscal general y a los familiares cercanos. En lo de macarras, quiero decir.
Así que el jueves fue un día importante para la historia bajita de un tipo muy alto. Pero también, y ojalá me equivoque, para la historia general del mundo. Si Dios no lo remedia.