Convicción, emoción y corrupción

Uxio Labarta
Uxío Labarta CODEX FLORIAE

OPINIÓN

Mariscal | EFE

19 jun 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Que no sorprenda la imputación a un secretario de Organización del PSOE por estar en una trama corrupta no significa que no irrite. La tradición de la corrupción es larga. Desde los casos de Tranvías en Vigo al aceite de Reace, o el caso Matesa, por citar algunos que nunca saldrán en redes sociales, hasta las tropelías en tiempos de Felipe González, con Urralburu presidente de Navarra, o Javier Otano y su cuenta secreta, y siguiendo por Luis Roldán, maño pero delegado del Gobierno en Navarra, y así hasta la dulce derrota de 1996, donde empieza Aznar y Madrid como epicentro. Situaciones soportadas en mi efímera actividad política en el Parlamento de Galicia.

Se sabe de ministros encarcelados, Filesas, tamayazos, batracios de Esperanza Aguirre, y los ERE o la Gürtel. Otros casos en Navarra, en Valencia con Zaplana y en Cataluña con Pujol y el 3%, y aún asoman Púnica o Kitchen, entre otros. Una realidad tan de viejo como para no vivir avisados, luego de ganar una moción de censura al amparo de una sentencia por corrupción en el Partido Popular.

La parte industrial y económica existe. Aquí asoma el caso de Acciona. Pero esta corrupción en la contratación pública lleva a reflexionar sobre el derrumbe de un viaducto, o las privatizaciones de empresas públicas, sin olvidar cajas de ahorros. Porque, como señala el periodista Enric González, «los míos siempre tienen razón y los otros siempre están equivocados. Y tendemos a perder de vista que el mundo es manejado por las fuerzas basadas en la economía y en la comunicación. Y en esas fuerzas no nos fijamos porque casi dan miedo». El problema de España trasciende a los secretarios de organización de Sánchez, pero es difícil entender que no hubiera un barrunto en la dirección del PSOE y en la conciencia e inteligencia de Pedro Sánchez, y aún se ignore el alcance. En un Partido Socialista sin estructura y contrapesos, sometido a Sánchez y su valido Santos Cerdán, los que vieron ¿no se atrevieron? En las grabaciones se ilumina la dimisión de Adriana Lastra, y escandaliza la lista de Cerdán para altos cargos en ministerios y empresas públicas, amigos de...

Las comparecencias de Sánchez, salvándonos en exceso, la incomparecencia de Feijoo, ocupado en cuestionar instituciones no afectas, sin dar oportunidad a posibles desafecciones de los perplejos socios, nos dejan en la incertidumbre de si España se sumará a la senda abierta en el 2001 por Berlusconi, un triunfo vivido de cerca desde la Universidad de Padua, con la posverdad y la innovación en la política de hoy. O si las instituciones del Estado, y los partidos, pondrán fin al expolio de lo público. En una España donde, luego de su actividad política, algunos han resultado muy afortunados.

Aquí no se pretende la verdad, solo recordar la realidad. Más allá de las emociones, tan propias de la opinión. Y disculpen si en ello incurre este Codex. Con la realidad y su análisis se afirman las convicciones. Pero no, desde luego, las convicciones políticas, emociones aparte.