
Anda la gente de bien hablando de prostíbulos, concretamente del prostíbulo del suegro de Sánchez. Los de la «teoría del respeto» no respetan ni al suegro fallecido ni al yerno desfallecido. El mencionado prostíbulo era una sauna para gais, por lo que algunos les acusan de homófobos. Decir que era un prostíbulo es un bulo; decirlo en el Parlamento es muy burdo. El lenguaje siempre es importante. ¡Qué se lo digan a los puteros de los audios! El término prostíbulo no es que esté en desuso, es que nunca se ha usado mucho. Tiene que llegar un señor tan carca como Feijoo para ponerlo de moda.
Si se anima, Feijoo es capaz de hablar de lupanares, como en la Antigua Roma, de mancebías, como en el Siglo de Oro español, o de casas de lenocinio, recuperando la figura de la alcahueta, un gremio que, por cierto, guarda discreción, cumpliendo su código deontológico mejor que otros. ¡Si las madamas hablaran! Cuando se le acabe el repertorio semántico, Feijoo siempre puede invitar a Milei al primer congreso conjunto de PP y Vox, para que les hable de las casas de tolerancia, los cafés de camareras o los quilombos bonaerenses. Mientras, los demás los llamaremos burdeles o puticlubes.
Cuando Feijoo le espetó a Sánchez aquello de «¿pero de qué prostíbulos ha vivido usted?», mientras otros diputados no daban crédito a lo que escuchaban, los de la bancada popular lo jaleaban, aunque apenas pronunciasen antes ese término casi pecaminoso, porque, como ya se sabe, los de derechas evitan pecar en las formas, no tanto en el fondo. Abierta la veda y utilizado el vocablo por el jefe, el PP se plantea continuar con una batería de preguntas, en el Congreso y el Senado, en la que se repita una y otra vez lo del prostíbulo.
Se trata de una estrategia que el PP tenía en el cajón para sacarla a conveniencia. El asunto arrancaba ya en el 2014, con una conversación grabada entre el comisario Villarejo y el secretario de Estado de Seguridad del Gobierno de Rajoy, ofreciéndole datos sobre la sauna del suegro para hundir al yerno, que, debidamente filtrados, fueron dosificados por un diario digital ultra y aprovechados años después por un líder que va camino de serlo. La publicación de esos datos acabó en la Audiencia Nacional, que, en un auto del 2024, resolvió sobre la legalidad de la sauna y la inmoralidad de usarla en el debate político. Sin embargo, aquí andamos entre bulos y prostíbulos.