Corrupción global

Yashmina Shawki
YASHMINA SHAWKI CUARTO CRECIENTE

OPINIÓN

Kim Hong-Ji | REUTERS

24 jul 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Tras haber recorrido el Museo Nacional de Corea del Sur y haber constatado que los inicios, la evolución y la adaptación del ser humano al entorno y a los recursos disponibles presentan notables similitudes entre Extremo Oriente y Europa Occidental no puede sorprender que, además de los aspectos positivos, también compartamos los negativos. Desde el carácter inveteradamente machista de la mayoría de las sociedades, pasando por la obsesión por dominar la mayor extensión de territorio y subyugar a los vecinos, hasta la adicción al poder y su deriva en corrupción, tanto oriente como occidente tenemos mucho de lo que avergonzarnos y, todavía más, que mejorar.

España y Corea del Sur también tienen en común un siglo XX jalonado de guerras y opresión. Si bien nuestro país no ha sido invadido desde la época napoleónica, Corea sí fue ocupada por Japón desde 1910 hasta 1945 como punta de lanza en su vocación por expandirse hacia China. Tras la liberación, el país fue dividido en dos zonas, una de vinculación soviética al norte del paralelo 38 y, al sur, otra estadounidense. Cinco años después el norte atacó al sur y en pocos días ocupó todo el territorio. Transcurridos tres años de guerra fratricida, con ciertos paralelismos por el enfrentamiento ideológico, con lo vivido en España de 1936 a 1939, se firmó un armisticio, que no la paz, en 1953. La democracia duró poco, puesto que, en 1961 un golpe militar instauró una dictadura que se extendió hasta 1987. Devastada por décadas de opresión y guerras, a base de un denodado esfuerzo colectivo y con la ayuda norteamericana, Corea del Sur logró recuperarse hasta alcanzar el puesto 19, frente a España que ocupa el número 27, en el índice de desarrollo humano de las Naciones Unidas. Pero, las similitudes no acaban ahí. El 3 de junio de este año se celebraron elecciones anticipadas tras la destitución del presidente conservador Yoon Suk Yeol, acusado de abuso de autoridad. El candidato del Partido Democrático, Lee Jae Myung, resultó ganador y la incógnita está en si logrará reducir la grave polarización política que vive su país, algo que nos resulta familiar. Como también coincidimos en los escándalos y procesos por corrupción de los políticos de todos los colores y la desafección de los ciudadanos para quienes nos gobiernan. Hastiados, los surcoreanos siguen, como nosotros, trabajando día a día para que nuestros países avancen, casi al margen de lo que sucede en los gobiernos.