Dad la cara, malditos

Fernanda Tabarés
Fernanda Tabarés OTRAS LETRAS

OPINIÓN

José Pardo

30 jul 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Antón Reixa tiene razón: algo raro pasa. Por un lado una pareja de amantes pasajeros se va a un concierto de Coldplay, una cámara los enfoca, se enteran sus cónyuges, se entera la vía láctea entera, a él lo despiden y su empresa contrata a Gwyneth Paltrow, pero por otra una entidad llamada Felisa dos Carallos o Z-guiónbajo-69 te despelleja en redes sin que tú puedas saber quién te insulta o a quién has de contestar. Por un lado tu intimidad no te pertenece pero por otro es imposible saber quién ha decidido amargarte el día, o el mes o incluso la vida sin que puedas siquiera acordarte de su familia.

Es fascinante la contundencia con la que muchos te agreden y la cobardía con la que se ocultan. Quizás todos esos valientes solo reinterpretan la divisa por antonomasia del clasismo, el «usted no sabe con quién está hablando» que ellos convierten en literal para poder escupirte en un ojo mientras tú interpelas a un huevo o a un ajolote, porque en los entornos digitales se permite que cualquiera te pase a cuchillo sin que el agredido sepa quién empuña la guadaña.

Están documentadas las prácticas de delación inducidas por los franquistas durante la Dictadura cuando se instaba a localizar al «enemigo emboscado» a través de tácticas de espionaje, acoso y deducción que muchas veces solo buscaban despejar la molestia personal de un canalla. En cada vecino podía habitar un policía capaz de interpretar la vida ajena a su antojo con consecuencias espantosas. Algo de ese espíritu se mantiene en estos nuevos justicieros, algunos con decenas de miles de seguidores y más lectores que algunos periódicos, y que van conformando un estado de opinión perverso y vengativo en el que no hay consecuencias sobre lo que se dice o hace. El siguiente puedes ser tú.