
¿Ciudades verdes? ¡No me hagan reir!
Soy automovilista y, como tal, tengo mis derechos. Dispongo de coches, me gusta conducir y me siento perseguido por la Administración como si fuese un delincuente. Pago impuestos abusivos: matriculación, IVA, IMC, en los carburantes, en los seguros… y tengo que sufrir que bicis, patinetes y otros artilugios «ecológicos» se hagan los dueños de las ciudades a costa de los impuestos que pagamos con los coches.
Tengo derecho a que me caiga mal Greta Thunberg. Tengo derecho a indignarme cuando me paso media hora de atasco en el centro de mi ciudad porque solo se habilita un carril de circulación para los coches, dejando el equivalente a 10 carriles para peatones y bicis, que para nada necesitan de tal superficie. En fin, harto de que los automovilistas sigamos pagando la fiesta ecológica de las ciudades sin ni siquiera derecho de pataleo. Ignacio J. Seoane. A Coruña.
Profesionalidad
Cuando alguien ejerce brillantemente su profesión pero la utiliza como arma para saldar agravios personales renuncia a su profesionalidad. Desde el momento en que el ya presidente Trump anunció que saldaría cuentas con todos aquellos con los que tenía causas pendientes mostró su carencia de profesionalidad política. Dijo que de mil cosas que hiciera por América, al menos doscientas las haría por Donald, lo cual no quiere decir que vaya a hacerlo mejor o peor pero sí que su vida personal influirá mucho en el devenir del pueblo americano, en particular, y en el del mundo entero en general. Por la presidencia española ya han pasado unos cuantos líderes, algunos de los cuales supieron prescindir de los privilegios que su cargo servía en bandeja de plata a su avaricia y a sus revanchas, lo cual no los hizo pasar a la historia como los mejores pero sí como buenos profesionales. Esta época política que vivimos quizá un día nos sorprenda, dejando datos positivos para la economía española pero los habrá dejado muy negativos para una política que deberá comenzar a reescribir el tratado sobre su profesionalidad. Luis Cabaneiro. lugo.
Derecha y derechos
La derecha piensa que el SMI es el fruto de un «incremento indiscriminado» cuando tenemos no llega para vivir, solo para sobrevivir. Su intención es acabar con él para legalizar la explotación. Ellos piensan que las pensiones son demasiado altas y la jubilación debería ser a partir de los 70 años. Quieren quitarle el derecho a la dignidad a nuestros mayores. Quieren que la gente pague seguros privados y convertir la salud pública en un negocio millonario. Quieren que el despido sea libre y gratuito para que los trabajadores se queden sin ningún derecho. Ellos entienden nuestras vidas como un negocio y el Estado como un aparato para la defensa de sus intereses. Defendámonos. André Abeledo.