La pira de la actualidad política

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

Daniel Gonzalez | EFE

05 ago 2025 . Actualizado a las 11:19 h.

Las vueltas que da la vida. Los tres son un trío de figuras de las letras y el pensamiento español. Sí, gracias a ellos, las palabras pensamiento y español pueden escribirse juntas. La tríada publicó en su día en el que fue el diario independiente de la mañana, El País. Muy seguidos, entonces, por los zurdos. Muy perseguidos, ahora, por los zurdos. Han hecho caso de aquello de Winston, revolucionarios de jóvenes y conservadores entrados en años. Ahora Fernando Savater, Jon Juaristi y Félix de Azúa son jinetes que cabalgan a lo loco contra el Gobierno que nos desgobierna. Savater es el autor de libros imprescindibles como Ética de Amador. Jon Juaristi, que fue director de la Biblioteca Nacional y del Instituto Cervantes, firmó volúmenes inevitables para ubicarse sobre las identidades nacionales. Y Félix de Azúa nos ha dejado tratados de estética que perdurarán. No hay peor cuña que la de la misma madera. Así duelen tanto sus textos descalificadores de Sánchez y sus socios en las filas socialistas y separatistas. Savater y Juaristi golpean desde el País Vasco. Azúa lo hace desde la ínsula que es, a veces, Barcelona en Cataluña. Teclean con una contundencia que han adelantado por la derecha de forma sobrada a la estrella de la denominada caverna mediática conservadora, el gran J. LO. Jiménez Losantos nos tiene acostumbrados a pasarse veinte pueblos y trescientas ciudades, pero no le falta ingenio con los motes. Suyo es el mítico apodo sobre Yolanda Díaz, la Fashionaria. Juaristi en sus textos no le anda lejos. Así denomina al presidente de la Generalitat como Salvadorilla. Los tres denuncian una situación insostenible que se sostiene desde sus lugares de origen. Intelectuales elevados, cuando se ponen los guantes de la actualidad zurran sin piedad, como Ilias Topurias del periodismo. Nos ilustran con sus conocimientos y nos asustan con sus descabellos a Sánchez y su tropa de ministros. Uno de sus favoritos es Ernest Urtasun, que pasó por seis partidos hasta que encontró acomodo en Sumar. Pero hay para todas y todas. Es sorprendente, o fruto de la cosecha y la decantación de los años, que estas relevantes plumas que fueron alabadas por la izquierda sean en la pira que vivimos hoy las más denostadas. Lo son por pensar más o menos lo que meditan en silencio muchos españoles, incluso vascos y catalanes. Escriben lo que no paran de decir en voz alta, por ejemplo, Felipe González y Alfonso Guerra, para escándalo de los paladares exquisitos. En ocasiones, al leerlos, uno siente cierto susto por el calibre de su munición, pero también un regusto picante. Hablan con libertad y con libertinaje. No existe en ellos la autocensura. Ellos sabrán si miden mal cuando sajan con tinta buscando órganos vitales. Es verdad que se han saltado códigos enteros de deontología, pero vivimos un momento muy ardiente de la política. En tiempos de bandos, Juaristi, Savater y Azúa, con lo que fueron, definen a los del Peugeot como una banda. Si los lee hoy Vázquez Montalbán, vuelve a cerrar los ojos y se queda en Bangkok. ¿Serán sus textos disturbios de la edad o, cuando el tiempo y el sanchismo pase, llevarán razón?