El presidente del Gobierno de España estuvo en Galicia el pasado domingo para ver de primera mano el estado de los incendios que asolan la comunidad, especialmente en la provincia de Ourense. No solo comprobó la gravedad de la situación sino que pudo conversar largo y tendido con Alfonso Rueda sobre las labores de extinción y la necesidad de que lleguen a Galicia más medios que hagan la lucha contra el fuego más eficaz. Todo ello dentro de la más estricta cordialidad, solemnidad y seriedad que requería el tema.
Queda por ver ahora si se van cumpliendo las promesas de ayudas, que por otra parte son una obligación, y si se mantiene en el tiempo este espíritu de colaboración. Porque todo esto que parece una cuestión normal no lo ha sido en España en los últimos años, donde las diferentes administraciones están siempre a la gresca si son gobernadas por partidos distintos.
Claro que habrá momento para la discusión sobre las causas y posibles responsabilidades. Pero eso es otra pantalla. Ahora nos encontramos en la extrema necesidad de solucionar un problema enorme que se está llevando por delante miles y miles de hectáreas, que ha costado heridos en Galicia y muertos en España, que ha cortado carreteras y vías ferroviarias y que, en definitiva, tiene al país en vilo.
Pedro Sánchez propuso un pacto de Estado para la mitigación de la emergencia climática, «fuera de la lucha partidista». Pactos de Estado son precisamente lo que falta actualmente en la política española, donde los grandes partidos son incapaces de alcanzar acuerdos que beneficien a la mayoría de la sociedad. Y todo ello por no dar ninguna baza al adversario.
Los incendios en Galicia y en el resto de España son tan dramáticos que de una vez por todas tendrá que haber una unidad de acción entre las diferentes administraciones. Cada una en su medida. Otra cosa sería de una irresponsabilidad indigna de partidos que dicen estar al servicio de este país.
De momento, desde que comenzó la crisis, apenas se han producido un par de encontronazos. La refriega política está muy por debajo del ruido de las llamas. Rueda ha exigido medios a Sánchez y desde el Gobierno se ha estado recalcando que los fuegos son competencia de las comunidades autónomas. Luego vinieron los tuits de Óscar Puente, las respuestas de Feijoo y poca cosa más. En Galicia, apenas un par de críticas de Ana Pontón y Gómez Besteiro, que por el momento han sabido ver que ahora mismo no toca más que arrimar el hombro y que tendrán su momento para la controversia.
¿Y Rueda? El presidente de la Xunta atraviesa la peor crisis desde que asumió el mando. Su rostro de estos días reflejaba cansancio y preocupación. Pero no se le puede achacar que se haya evadido de sus responsabilidades como líder del Gobierno gallego. Ha estado al frente de los operativos casi desde el minuto uno. Queda por ver si los fuegos erosionarán su imagen de gestor solvente que se ha labrado hasta ahora.