De manera periódica, los países que se sienten excluidos del selecto club de los considerados más desarrollados del mundo se reúnen para mostrar músculo y unión. Así, estos días se está celebrando en Pekín la 25 cumbre de la Organización para la Cooperación de Shanghái. Esta institución, fundada en el 2001 por China, Rusia, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán, tuvo como germen el denominado Grupo de los Cinco, creado en 1996, sin la presencia del último. A lo largo de los años se han unido al mismo la India, Pakistán e Irán. Esta organización de carácter regional aglutina al 40 % de la población y el 25 % del PIB mundial. Creada para eliminar los resquemores fronterizos tras el desmantelamiento de la URSS, ha ido evolucionando a una organización que busca defender la cooperación económica y cultural. Si bien afirma no tener ningún fin militar, la cálida recepción a Putin por parte del presidente chino Xi Jinping ha permitido a los líderes mostrar su buena sintonía en cuanto a su rechazo a la hegemonía occidental, si bien las declaraciones sobre la guerra en Ucrania no han sido más que un brindis al sol. Más productiva ha sido la reunión entre el premier chino y su homólogo indio, Modi, tras la cual puede que se establezcan rutas aéreas directas para pasajeros entre ambos países, hasta ahora inexistentes debido a las tensiones interestatales.
Coincide este encuentro con el desfile conmemorativo del 80 aniversario de la Segunda Guerra Mundial en Extremo Oriente, al que acude en su tren blindado el líder norcoreano Kim Jong-un. Es su primer viaje desde el 2019 y el primero de carácter multilateral para quien, desde luego, aspira obtener una ayuda muy necesaria para seguir manteniéndose en el poder.
Si bien nadie discute el peso de una potencia como China, y tampoco la relevancia de Rusia y la India, los diferentes intereses de estos países siempre los han mantenido en contacto, pero con líneas rojas que son bastante difíciles de cruzar. No obstante, esta cumbre sirve para recordarnos que hay vida más allá de nuestro Occidente privilegiado, y que países con grandes poblaciones y economías en expansión cada vez cuestionan más el desorden en el que nos encontramos.