Se puede afirmar, con un margen de error del 0,5 %, que María Pombo nunca estuvo aquí. Aquí es la residencia de campo del premier Keir Starmer, anfitrión de Donald Trump en su visita al Reino Unido. Potus, fiel a su pugilístico estilo, mira a la cámara como buscando a otro humorista al que mandar al paro. Starmer, muy al suyo, practica la, digamos, postura Europa, léase el avestruz. La estancia es una biblioteca con vocación de trastero, una casa de muñecas donde no hay milímetro cuadrado en blanco. Campan por ella a sus anchas alfombras, estanterías, platos, cuadros, sofás estampados, papel pintado, banderas, aunque solo se ve una porque la carne de Trump no es transparente, y libros de lomo clásico, a juego con la decoración. Libros. Hay quién cruzará los dedos a ver si a estos estadistas se les pega algo. No habrán escuchado a la pensadora María Pombo: «Leer no te hace mejor». Claro. Tampoco el dinero da la felicidad, ¿verdad?