El Castromil

José Ramón Alonso de la Torre A 700 KILÓMETROS

OPINIÓN

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30 sep 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

El Castromil era el medio de transporte de los escritores, los pintores y las lecheras. Una mañana de enero de 1991, viajé en el autobús con Maruxa A Toupa, Aurelia, Otilia y sus cántaros de leche. Eran las últimas lecheras de Compostela y su negocio dependía del Castromil. Otro asiduo del Castromil era el pintor Xosé Conde Corbal, que vivió los últimos años de su vida en Vilagarcía. A veces, conversábamos en el bar Tranquilo que contradecía su vida inquieta. Pepe, como lo llamaban en Arousa, me contaba que, cuando quería conseguir lo que no le daba Vilagarcía, cogía el autobús, «como hacía Otero Pedrayo, que era muy del Castromil».

En el 2026, se cumplen cincuenta años de la muerte de Otero Pedrayo y cien desde que publicó su Guía de Galicia. A partir de estos aniversarios, José López Campos, conselleiro de Cultura, ha propuesto que el 2026 sea el año Otero Pedrayo. Si hoy, con autopistas y AVE, es complicado llegar a los rincones más apartados de Galicia, imagínense hace un siglo, cuando don Ramón la recorrió para escribir su guía y proponer itinerarios. En aquel tiempo, las calzadas sinuosas de mala zahorra y peor gravilla no respetaban ni al rey Alfonso XIII. Su coche lo dejó tirado en Ourense. Menos mal que el padre del pintor Conde Corbal le dejó su Hispano Suiza, el primero que circuló por Galicia, y el monarca pudo seguir viaje.

Conde Corbal publicó sus dibujos en casi todos los periódicos gallegos.

A veces, hacía reportajes con Celso Emilio Ferreiro. «Íbamos en el coche del gobernador y nos abrieron, por primera vez desde 1936, la frontera de Portela do Home». Aquellos aventureros de trenes lentos, autobuses gripados y coches prestados fueron pioneros en la literatura gallega de viajes.