El Peinado de Pedro

OPINIÓN

EMIL HELMS | EFE

03 oct 2025 . Actualizado a las 16:46 h.

Se habla mucho de cómo el cargo y los cerdanes que le rodean han acelerado el, en todo caso, más que aceptable envejecimiento de Donde Dije Pedro. Se ha dicho que el poder pasa factura, aunque hay quien dirá que más factura pasa ser Feijoo, o Abascal. Tampoco se puede ocultar que la degeneración pedrocrática va por su año siete, y aunque el mechón blanco de la cabeza ya es planta invasora, he aquí a un hombre objetivamente bien peinado. Con amnistía y sin Presupuestos, pero bien peinado. No deja de resultar curioso que sea otro Peinado el empeñado en despeinar al gobernante enamorado. Como si peinado solo pudiera quedar uno. Ay, Pedro. Lejos de la Moncloa su ánimo es otro. No hay más que verlo en Copenhague, donde entre girasoles de Instagram saca feliz el cuello ya un poco de tortuga para llegar a oídos de su colega Mette Frederiksen mientras le agarra, más que una mano, un clavo ardiendo. Es como si fuese a susurrar «déjame quedarme, Mette, no me deportes a casa».