El cáncer de mama nos lo tomamos a pecho

Dolores Estrada TESORERA DE LA JUNTA DE LA ASOCIACIÓN ESPAÑOLA CONTRA EL CÁNCER EN A CORUÑA

OPINIÓN

Álex Zea | EUROPAPRESS

19 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

El mundo parece detenerse cuando en una consulta médica se escuchan cuatro palabras: «tiene cáncer de mama». Es como frenar en seco en plena carretera, sin tiempo para prepararse. Para la persona diagnosticada comienza un recorrido lleno de incertidumbres.

Así nos lo contaron Teresa, Arantxa, Lucía y Eva hace unos días en la presentación de nuestra campaña. Escuchamos sus historias de vida, sus dificultades como pacientes, como madres, como trabajadoras y como mujeres. Porque más allá de la enfermedad y de los tratamientos, que salvan vidas, están el cansancio que no sale en las analíticas, las cicatrices visibles e invisibles y un camino plagado de altibajos. Ellas nos hablaron de la realidad de miles de mujeres diagnosticadas cada año (35.875 en España), de la pérdida de energía, de la falta de concentración, de los cambios hormonales, de los problemas de sueño y del impacto que todo ello tiene en la vida laboral, en las relaciones personales y en la autoestima.

De esa fatiga, esas emociones, esos efectos secundarios, rara vez se habla abiertamente de ellos. Sin embargo, son los que condicionan la vida diaria de miles de mujeres pacientes de cáncer de mama que día a día tienen que incorporarse y adaptarse a un mundo que sigue girando.

Por eso, este año desde Asociación Española Contra el Cáncer hablamos de que el cáncer de mama «nos lo tomamos a pecho», en la primera campaña concretada y protagonizada por pacientes y familiares. Un mensaje que huye de los eufemismos y de los heroísmos para dar espacio a las emociones reales que vemos día a día en tantas caras de mujeres y hombres —sí, aunque en menor medida, ellos también padecen la enfermedad—, como son el miedo, la frustración y la vulnerabilidad.

Porque no se trata solo de superar un diagnóstico. Se trata de aprender a convivir con las secuelas físicas y emocionales, de la necesidad de un acompañamiento que vaya más allá de las cifras de supervivencia. Porque detrás de cada estadística lo que hay son las historias de personas, cargadas de emociones y aprendizajes.

Escuchar a Teresa, Arantxa, Lucía y Eva fue recordar que el cáncer de mama impacta de forma total en la vida de las pacientes. Una verdad que habla de cuerpos que cambian demasiado rápido, de la presión de una sociedad que exige sonrisas incluso en los días más difíciles, de silencios incómodos y de entornos que no siempre saben cómo acompañar. Habla de la pérdida del deseo, de las dificultades en el ámbito laboral, de la sensación de envejecer antes de tiempo. Pero también habla de mujeres que, en medio de todo eso, se reinventan, se replantean metas y se descubren capaces de escribir nuevas páginas de su vida.

Nos lo tomamos a pecho porque solo desde esa escucha activa podemos entender su verdad sin adornos, podemos responder a sus necesidades y avanzar hacia un futuro donde la investigación y la atención integral sean la respuesta.

Nos lo tomamos a pecho para que ninguna mujer se sienta sola frente al cáncer de mama.