Feijoo, acorralado en el cuadrilátero

Fernando Hidalgo Urizar
Fernando Hidalgo EL DERBI

OPINIÓN

María Pedreda

05 nov 2025 . Actualizado a las 12:15 h.

Mazón ya dimitió y ahora queda la tortuosa tarea de acometer su sucesión. El PP, en cierta forma, se halla en manos de Vox, que si se porta como nos tiene acostumbrados hará sufrir a Feijoo para intentar que durante este proceso el de Os Peares se desgaste todavía un poco más. En cualquier caso, esta triste, indignante y trágica historia, con Mazón y Feijoo como principales protagonistas, nos ha dejado varias claves.

La primera, la deslealtad de Mazón para con todo el mundo. Desde el principio lo fue con las víctimas y sus familiares y amigos. No había nada más importante que honrar la memoria de los muertos y reconfortar a sus allegados. También fue desleal con su partido en general y con su líder en particular. Todavía está por ver hasta qué punto el desastre de Valencia se lleva por delante al PP de la comunidad y en cuántos escaños perdidos a nivel nacional se traduce la egoísta gestión del ya expresidente de la Generalitat.

En segundo lugar, Feijoo se ha achicharrado en Valencia. Quiso apaciguar desde el principio dejando que Mazón marcara el paso y apoyándole en ciertos momentos. «Valiente», lo llegó a calificar. Desde fuera no se entiende cómo un político acreditado como él se ha consumido en esta pira cual si de una falla macabra se tratara. Pero lo peor de todo ha sido la sensación, convenientemente aireada por Pedro Sánchez y su tropa, de ausencia de liderazgo en el jefe de la oposición.

En tercer lugar, siguiendo con Feijoo, el presidente del PP se encuentra ahora arrinconado en el ring. Las encuestas le empiezan a ir mal, de la misma forma que van mejorando los sondeos sobre Vox. La ultraderecha avanza a costa de votantes del Partido Popular e incluso se empieza a decir que el PSOE está reduciendo la distancia que le sacaba. Feijoo ha perdido la iniciativa y necesita recuperarla con urgencia. Está obligado a reencontrarse con esa seguridad que mostró durante la pandemia, cuando le marcaba los ritmos al propio presidente del Gobierno. Aquel político, seguro de sí mismo, con una visión clara de los acontecimientos y que tomaba decisiones antes que nadie, ha dado paso a otro que se queda siempre a medio camino.

En cuarto lugar, hay que destacar una vez más la habilidad diabólica de Pedro Sánchez para salir de rositas de todos los enredos que se va encontrando por el camino. Su gestión de la dana tampoco es que fuera ejemplar y, salvo al principio (ayer hizo un año de cuando los vecinos de Paiporta le lanzaron barro y otros objetos), está saliendo casi impoluto. Con su potencia mediática consigue que se hable mucho de los problemas de la oposición y no de todos los problemas que le persiguen: Ábalos, Koldo, Cerdán, el fiscal general, su esposa y su hermano, sus concesiones sin límite a los independentistas...

En definitiva, el caso Mazón todavía no está cerrado. Pero por lo menos tendremos que reconocer que su dimisión es un alivio para todos, incluido un Feijoo que tiene que salir de una vez de la esquina del cuadrilátero si quiere presidir España.