Solo tiene 18 años, y durante mucho tiempo su nombre y su voz fueron sinónimo de futuro, de modernidad. Ya no. Por la irrupción de la IA de nuevo cuño, de ChatGPT y sus hermanos, Siri, el asistente virtual de los iPhone, al que podías pedirle que te cantara una canción o que escribiera un wasap, se ha convertido en una criatura de otro tiempo, en un problema para Apple.
La inteligencia artificial mueve el mundo. Los viejos y los nuevos gigantes de internet disputan una carrera que supone investigación constante, decisiones valientes e inversiones milmillonarias. Y la compañía de la manzana arrancó tarde. Se quedó atrás. Tanto que ya no puede recuperar terreno sin adoptar una decisión drástica: mantener la interfaz y la voz de Siri, pero hacer que su cerebro y su alma sean las de Gemini, la IA de Google. Por supuesto, pagando un buen dinero a cambio ?según Bloomberg, mil millones al año? y, de forma simbólica, arriando la bandera de la innovación y la calidad que siempre ha enarbolado.
¿Tenía otra opción? No. El asistente funciona, pero ya no es tan útil como antes. Cuando le pides que busque información, te responde como un robot. Y todo el mundo quiere usar chatbots charlatanes, capaces de razonar y dialogar. ¿Oye Siri, te has vuelto vieja? ChatGPT dice que sí.