No son víctimas

M.ª Carmen González Castro
M.ª Carmen González VUELTA Y VUELTA

OPINIÓN

Mariscal | REUTERS

06 nov 2025 . Actualizado a las 11:55 h.

Dice la RAE que víctima es la persona que padece un daño o que muere por culpa ajena o por causa fortuita. Es tan preciso el diccionario de la lengua española que, justo después de las cinco acepciones que atribuye a la palabra, también recoge «hacerse la víctima» y lo define como quejarse excesivamente buscando la compasión de los demás.

Eso es lo que ha estado haciendo ostentosamente en los últimos días Carlos Mazón, y lo que también han estado haciendo reiteradamente el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, y su entorno. En ambos casos ha habido un intento de ir de víctimas. Ni uno ni otro lo son.

El más evidente y reciente de los dos es el caso de Mazón. No se preocupó antes de la llegada de las lluvias, pese a que varias instituciones advirtieron de que por delante venían unas horas muy críticas. Estuvo desaparecido en los peores momentos de la dana, cambió de versión sobre dónde estuvo y qué responsabilidad tuvo en el tardío envío de la alerta, no fue capaz de dar la cara ante las víctimas en ningún momento a lo largo de doce meses de espera, lleva un año atornillado a la silla pese al fallecimiento de 229 personas. Y cuando finalmente decide dimitir —cuando ya las presiones era inaguantables—, lo anuncia pero haciéndose la víctima. Denunciando una campaña en su contra, criticando a los partidos de la oposición, al Gobierno central, a Pedro Sánchez, a la Aemet. «Estos meses han sido durísimos... Ha habido momentos insoportables para mí, pero sobre todo para mi familia». Quizá fue la frase menos acertada de su intervención. Su familia está sana y salva. Insoportables de verdad fueron los momentos por los que atravesaron y siguen atravesando las familias de los 229 muertos que dejó la dana. Es inexplicable que Mazón se atreva a comparar su dolor con el de las víctimas.

Salvando las distancias, porque el de Mazón es un caso con muchos muertos de por medio, también el fiscal general del Estado ha trabajado esa versión de «hacerse la víctima». Lo ha hecho él, insistiendo en que tiene que seguir en el cargo porque irse sería «una cesión a los delincuentes». Y lo ha hecho buena parte del entorno socialista, desde algunos ministros hasta el mismo presidente del Gobierno.

Pero no ha sido una víctima. Una cosa es que Miguel Ángel Rodríguez lanzase un bulo para intentar aparentar que Alberto González Amador no era culpable del fraude que se le atribuía; y otra muy diferente que, para desmentirlo, el mismísimo fiscal general del Estado revele datos confidenciales, si es que el juicio confirma que fue así.

El gran problema de la política moderna, como muy bien dicen que resumió el propio fiscal general, es el relato, la pugna por ver quién gana el relato. Mazón intentando convencer al público de que fue víctima de una campaña; el fiscal intentando vender que fue víctima de una cacería. Cuando la realidad es muy clara: uno es el responsable de una nefasta y negligente, por ausente, gestión de las primeras horas de la dana, en el caso de Mazón. Y Ortiz es responsable de una gestión temeraria, al desmentir un bulo atropellando los derechos de un ciudadano acusado de fraude.