Nunca nos cansaremos de «El padrino»

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

Vito Corleone, icónico personaje de «El Padrino».
Vito Corleone, icónico personaje de «El Padrino». Cortesía

09 nov 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

La televisión pública, TVE, no se dedica solo a la propaganda. A veces, nos da una alegría inmensa. Recuperó en varias semanas sucesivas las tres películas de El padrino, una auténtica gozada. Hace poco mi compañera Sofía Vázquez entrevistó en La Voz a Emma Lustres, el alma de Vaca Films, con su marido Borja. Emma Lustres, a la que le debemos películas estupendas como Celda 211 y series muy apetecibles, contestó a la pregunta de cuál es su mejor película casi de la misma forma que lo haría yo. Para ella, el mejor filme de la historia es El padrino II, y el segundo mejor, El padrino I. Para mí, no existe mejor película que El padrino I y le sigue El padrino II. Ni Ciudadano Kane ni Eva al desnudo. En El padrino está todo. Soy tan fan que disfruto hasta de El padrino III, donde obviamente la intensidad bajó, pero Michael Corleone es Michael Corleone. Hasta Andy García está digno para lo que luego hizo con su carrera.

¿Por qué es la mejor película? Es la única que nunca te cansas de ver. Da igual el tiempo que haya pasado. La adaptación que hizo Coppola del libro de Mario Puzo, que también se devora, está muy trabajada y es bastante fiel. Logra lo que solo consiguen las obras maestras. Suspende el tiempo. Te traslada a la familia Corleone y ahí te deja, en Nueva York, en la isla de Ellis, en Las Vegas, en Sicilia, para bien y para mal. Hay mil curiosidades sobre la película. Se les prohibió usar el término mafia. Orden de los capos. Sale un gato que se coló en los estudios como personaje secundario y se quedó para siempre. Es la única vez que dos actores ganan un Óscar por hacer del mismo personaje. Nada menos que Marlon Brando y Robert De Niro, mamma mia, por interpretar a Vito Corleone, mayor y joven. Todo nace de las deudas. Mario Puzo debía 11.000 dólares y le pagaron 12.000 si se ponía a escribir The Mafia, el original que luego se llamaría El padrino. Lo hacía o le partían las piernas. Había perdido el dinero por culpa de su afición al juego. Coppola acepta el reto también por el dinero que le debía a Paramount. Marlon Brando es Vito Corleone de milagro. No gustaba. Pero sale a relucir su genio. Se llenó la boca de papel higiénico para deformar su cara con esa mandíbula de perro y consiguió el papel y el tono: «Es un bulldog. Parece malo, pero en el fondo es cariñoso».

Estamos ante una gozada que está llena de millones de matices. El tono oscuro de la fotografía está provocado a propósito. Tanta falta de luz preocupó a los dueños de la producción, pero fue un acierto que le dio ese clasicismo que nunca le abandonará. Algunos de los extras fueron mafiosos auténticos. Así es que Woody Allen lo usa como chiste en Annie Hall precisamente con Diane Keaton (una diosa): «Me has dejado solo con dos extras de El padrino». Y así podíamos seguir hasta el infinito y más allá. Pero termino. Hay una oferta que no vas a poder rechazar. Y no es la cabeza de tu caballo favorito ensangrentada entre tus sábanas. Es volver a ver El padrino una y otra vez. Esta película siempre está en su prime, que dicen los chavales. Por eso es un clásico. Qué envidia siento cuando alguien se sienta a verla por primera vez. No sabe la catarata inolvidable de hielo y fuego que se le viene encima.