El fantasma de la eugenesia

Francisco Martelo Villar PRESIDENTE DE LA REAL ACADEMIA DE MEDICINA DE GALICIA

OPINIÓN

Shelby Tauber | REUTERS

12 nov 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Uno de los grandes logros de lo que va del presente siglo ha sido la secuenciación del genoma humano, auténtico manual de instrucciones para nuestra vida. Desde entonces, la investigación biológica y herramientas de laboratorio han permitido la edición del genoma a través de un grupo de tecnologías que brindan a los científicos la posibilidad de cambiar unidades nocivas del ADN de un organismo sin romper su estructura de doble cadena. Cortar lo discordante y reponer el tramo con otras unidades adecuadas. Por eso se ha hecho prioritario en algunos diagnósticos moleculares y, sobre todo, en el tratamiento de algunas enfermedades a través de muchos ensayos clínicos, tanto en oncología como en inmunoterapia y enfermedades raras, intentando vislumbrar nuevas dianas y fármacos.

Uno de estos tratamientos admitidos en Estados Unidos y Europa es la terapia CAR-T para jóvenes con leucemia, teniendo en cuenta que otros tipos de tratamientos, más habituales, no han sido eficaces. En su implantación en Galicia ha sido pionero el doctor Bello López, que ingresa este mes de noviembre como académico titular de Hematología en la Real Academia de Medicina de Galicia. Se extraen de los pacientes un tipo de glóbulos blancos (linfocitos T) y se programan genéticamente para que cuando sean introducidos de nuevo en el enfermo reconozcan, ataquen y destruyan las células cancerosas, rescatando al paciente de su enfermedad. Es un hito científico, lastrado, fundamentalmente, por su elevadísimo coste actual.

Lógicamente, estas técnicas de edición genética pueden ser utilizadas no solo en los ya nacidos, sino en nuestras células reproductivas y en los embriones, intentando abortar la aparición de enfermedades en la futura persona y sus descendientes. ¿Es legal la modificación genética de embriones? En Europa, el Convenio de Oviedo de 1997 prohíbe la modificación genética heredable en humanos. Sin embargo, en China, en noviembre del 2018, surgió la noticia del nacimiento de gemelos modificados genéticamente, lo que generó una ola de críticas en todo el mundo.

¿Y aumentar capacidades como la inteligencia? Existe un conocimiento limitado acerca de su genética pero, si se avanzase por ese camino, su implementación conduciría a problemas al intentar mejorar las características hereditarias de la especie humana.

Pero la bomba estalla estos días en The Wall Street Journal, donde se recoge que empresas emergentes financiadas por multimillonarios de Silicon Valley, como Sam Altman, director de OpenAI, la figura más influyente en el avance de la inteligencia artificial y creador de ChatGPT, están llevando la genética reproductiva a nuevos límites, buscando la prevención de enfermedades y el aumento de las probabilidades de heredar rasgos como una mayor inteligencia o mejores capacidades físicas.

Los bebés genéticamente modificados están prohibidos. A pesar de ello, dado el poder de los padrinos, es posible que el más listo de la clase pase al pelotón de los torpes porque para estar en el grupo de los inteligentes tendrás que ser eugenésico: habrán tenido que diseñarte genéticamente. No sé si la «e» de ética vencerá a la «e» de eugenesia, o si los poderosos, fieles a su estilo, preferirán la «e» de empate para no comprometerse.