De la celulosa al monte

Uxio Labarta
Uxío Labarta CODEX FLORIAE

OPINIÓN

PEPA LOSADA

14 nov 2025 . Actualizado a las 09:42 h.

El monte gallego y su industria forestal llevan desde la moratoria del eucalipto, en el 2021, sometidos a un tren de borrascas imparable que condiciona su futuro y el del rural. Un futuro, dice Manuel Marey, donde quizá ya no pase el panadero.

 Por la parte industrial se han conformado dos polos, igual que en el monte. Uno de transformación del pino y otro sostenido en la explotación del eucalipto. El pino para aserraderos o para tableros en Finsa, y el eucalipto para las plantas de celulosa de Ence en Pontevedra y Navia. También para la exportación a Portugal, con Altri y Navigator como operadores principales.

El destino del cultivo del monte, y del mundo rural, depende de la rentabilidad, y esta de la gestión forestal de cada especie —mercados aparte—, con sus bases en la genética forestal. Genética que se sustenta en las capacidades por cuenta propia de las empresas transformadoras, sean de pino o de eucalipto, luego de un dejarse ir en la investigación pública, como acreditan las crisis de los centros de la Xunta de Mabegondo y Lourizán, procedentes del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria.

En el cultivo del monte incide la nueva moratoria del eucalipto, con prórroga matizada. Matizaciones que conducen a un mercado regulado de los derechos de plantación de eucalipto o, lo que suena parecido, las cuotas, conocidas en la producción láctea.

También inciden en la moratoria las patogenias asociadas al pino, banda marrón, banda roja y otros patógenos. Moratoria prorrogada y mercado regulado en eucalipto y patologías del pino, con repercusiones en la rentabilidad del monte, dejando en peor situación a aquellos que, teniendo el monte a pinos, no pueden obtener derechos de plantación de eucalipto. Una situación ensombrecida por normas de desarrollo de la moratoria que se pueden eternizar durante su aprobación en la Administración de la Xunta, lobis aparte, manteniéndose con esta nueva moratoria una abierta confrontación evidenciada en el abandono de Finsa del clúster forestal.

Desde el punto de vista industrial, los productos obtenidos por Ence, pero también por Altri o Navigator en Portugal, se juegan su rentabilidad y la empresarial en la capacidad de competir en los mercados internacionales, y la situación actual no les resulta favorable. En paralelo, y a petición de Impulsa, hoy evanescida, está el proyecto de Greenfiber (Altri para el común), con todos sus claroscuros, el más sustantivo el de su ubicación. A los que sumar el indeterminado futuro en As Pontes de otros proyectos anunciados por Ence.

Es, pues, en este contexto donde Ence, dos años después de lograr su continuidad hasta alcanzar 125 años en el enclave público de Placeres, con el apoyo unánime de su plantilla, plantea una regulación que reduce el 6 % del empleo en Pontevedra. El apoyo se transformó en huelga, que no es la primera en Ence pero sí responde a que la prórroga no garantiza el empleo. Un empleo acompañado de inversiones y proyectos en As Pontes y Navia, o de eso se hablaba hace dos años.