En Navidad es cuando más episodios de violencia machista se producen. Muchas mujeres, por la peculiaridad de estas fiestas, por los hijos, o por vergüenza, no los denuncian, a la espera de que pase el día de Reyes y para entonces acudir al juzgado. Llegado ese día unas lo hacen y otras no. Si no acuden es cuestión de tiempo que vuelvan a ser agredidas. En el supuesto de que no sean asesinadas. Hay que denunciar a la primera. En las reuniones familiares, con dos copas de más encima, el maltratador se desinhibe y el odio hacia su pareja se eleva. Son frecuentes las cenas o comidas navideñas que terminan como el rosario de la aurora. Si en estas reuniones la situación se pone tensa por la actitud agresiva del violento las mujeres nunca deben marcharse con él. No es descartable que al llegar a casa se produzca la tragedia.