Benestar reduce en un 22% su aportación al Comité Anti-Sida

OURENSE

La medida perjudica a la casa de acogida que gestiona la entidad ourensana

02 dic 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Con dos mensajes claros, prevención y realización de pruebas médicas ante la más mínima duda, se celebró ayer en la capital ourensana el día mundial de la lucha contra el sida. Los actos, desarrollados por el Comité Cidadán Anti-Sida y la Cruz Roja, se llevaron a cabo con discreción, lejos de las llamativas iniciativas de otros años, y se ciñeron fundamentalmente a mesas informativas a pie de calle y en el campus ourensano.

Desde el Comité Cidadán Anti-Sida destacan la enorme falta de información que sufren los más jóvenes e incluso la despreocupación con la que la sociedad asume la existencia de la enfermedad. En esta oenegé ourensana, con sede en el número 22 de la calle Pena Trevinca, atienden a una media anual de quinientos usuarios, incluyendo en esta media a la población reclusa con la que trabajan en sus programas.

Menos recursos

En cuanto a usuarios en el local, la asociación atiende a un centenar, aunque aseguran que muchos son personas sin hogar que pernoctan en el Fogar do Transeúnte y que, durante el día, no tienen otro sitio en el que estar en condiciones dignas.

Son muchos los programas que desarrolla la entidad en función de los distintos perfiles de usuario. La Xunta financia unos u otros dependiendo de cuál es su contenido.

El Comité Anti-Sida recibe financiación de la Secretaría Xeral de Inmigración, de Sanidade y de Benestar Social. Según explican responsables de la oenegé ourensana, exceptuando la partida de Sanidade, que permanece igual a la del año pasado, todas las demás se vieron reducidas en mayor o menor medida, aunque es Benestar quien más ha recortado las cantidades.

Este departamento de la Xunta pasó de contribuir con 160.600 euros a la casa de acogida del Comité a hacerlo con 126.000 o, lo que es lo mismo, con un 22% menos.

El motivo que se argumenta desde el departamento autonómico es el de la crisis, pero la realidad es que la reducción amenaza la continuidad de la casa de acogida, un servicio fundamental para ocho personas que sufren la enfermedad y que carecen de apoyo social o familiar.

Lista de espera

Seis trabajadores atienden a los inquilinos, una veintena al cabo del año. Una cifra que no es nada comparada con el medio centenar que solicita una plaza y los muchos que se quedan fuera.

Llegan de todas partes, aquejados por diferentes problemáticas que se suman a su enfermedad. La casa de acogida es, para ellos, el primer paso para normalizar su vida.