El Concello apuesta esta Navidad por potenciar la adopción frente a la compra de mascotas con una campaña que ya se refleja en varios carteles colocados en distintas zonas de la capital ourensana. El objetivo es que al menos parte de los ochocientos perros y gatos de este albergue municipal, ubicado en Eiroás y gestionado por Progape, tengan una segunda oportunidad. Rosa Jarrín es la presidenta de la protectora de animales que está al frente del recinto.
-¿Está el error en considerar a los animales un regalo más?
-Un animal en estas fechas puede ser el mejor regalo, pero nunca el mejor juguete. Es un ser vivo que siente y sufre. Regalarle a alguien un animal de la perrera es regalarle al perro o al gato una segunda oportunidad y a la persona que lo recibe la posibilidad de adquirir unos valores como la responsabilidad o la tolerancia y, por supuesto, de recibir muchísimo cariño.
-¿Qué trámite hay que seguir para adoptar a una mascota?
-Lo primero es concienciarse de qué nos hace falta realmente, porque a veces la gente tiene unas ideas con respecto a la mascota que quieren que no se corresponden con sus posibilidades reales. Si la gente adopta sin responsabilidad, estamos en las mismas. Por lo demás, todo es acercarse a Progape, en Eiroás, y hablar con nosotros. Allí puedes ver el perro o gato que quieres y dejarte asesorar. Entre todos encontramos el adecuado.
-¿Tiene algún coste económico?
-El contrato de adopción conlleva el pago de cincuenta y cinco euros que cubren la colocación de un microchip, las vacunas que marca la ley y la cartilla que se exige que tenga.
-¿Adoptar supone algún riesgo en cuanto a la salud del perro?
-Para nada. Los perros se entregan vacunados y en condiciones óptimas. Lo único que puede pasar es que vayan algo sucios y necesiten un baño, porque son ochocientos, con espacio al aire libre y que juegan entre ellos. Van en las mejores condiciones que podemos ofrecer. En general no hay problemas, pero es que hay algunos animales que llegan muy deteriorados. Desde los que traen heridas hasta los cachorros que abandonan en cajas o bolsas de plástico.
-¿Se dan muchos casos de maltrato animal?
-Somos un poco bichos. Hace poco tuvimos el caso de un cachorro de cinco meses al que le habían colocado un collar muy apretado antes de abandonarlo. No pensaron en que el perro crece pero el collar no y cuando llegó se le tronzaba el cuello. Ahora Pirata, que es como se llama, está bien. También hay perros cojos, que hacen vida normal y corren tanto que te dejas atrás, a pesar de tener solo tres patas. Uno de ellos, cuando llegó, tenía la pata destrozada y las heridas muy infectadas. Era amputar o sacrificarlo. Y ahora ahí está. Tiene dos años y está vivo.