Desde los tiempos del Cardenal Quiroga Palacios, hemos aportado los ourensanos más bien poco a la iglesia católica. José Luis Baltar pudo haber sido un eminentísimo pero por causas ajenas a su voluntad cambió de vocación y se dedicó a «debecer» ourensanos en los censos. Se van nuestros hijos y ahora, también, los obispos. En esta provincia ya casi se puede decir, a la vista de los datos que año tras año nos ofrece el Instituto Nacional de Estadística, que no se queda ni Dios.
Urge que Pachi Vázquez cree un Centro para la Interpretación de los Obispos o que don José Manuel Baltar monte un Consello Consultivo Asesor de Estudios Episcopales, porque no es normal que tuviésemos que aguantar una pila de años a monseñor Temiño, un carca, y ahora los últimos, gente tratable, hayan sido todos obispos de hola y adiós. Le deseo lo mejor a Luis Quinteiro que es amigo de mi amigo Juan y le pide que rece mucho por el Celta que para ascender necesita de un milagro.
Y hablando de religión, el ex seminarista y opulento senador Miguel Fidalgo Areda, Zapatero´s hooligan , informa que el presidente, en su reunión con Obama, tuvo presentes a los ourensanos en sus oraciones. ¡Estamos salvados! ¡Extremaunción y puerta!