En la década de los 70 viajé bastante a Cataluña por motivos profesionales. Venía alborozado: los sindicalistas demócratas se habían adueñado del sindicato vertical. ¡Martín Villa asalariado de Comisiones Obreras! Estaba equivocado; mis disculpas. Fue al revés. Los franquistas se apropiaron los sindicatos. Vuelven a ser funcionarios, cuando se quedan sin cuartos no suben las cuotas de los afiliados, hablan con el conselleiro. Así se explica que sean limosneros; pactan paro en vez de trabajo. ¡La economía, estúpidos! Se manifestaron días atrás en defensa de Garzón. ¿Acaso el juez es un seiscientoseurista oprimido y sin trabajo? ¿Para cuándo una manifestación en defensa de 4,5 millones de trabajadores sin futuro y sin representantes? Me da que estos burócratas falsos sindicalistas son la guardia pretoriana de los listas cerradas y apoltronados del poder político. Tótum revolútum. Claro que hay gente honrada en algunos sindicatos. Y utópica. Son una minoría desbordada y superada por el pesebrismo.
Esta minoría es la coartada para que sigan haciendo impunemente falcatruadas . ¿Tienen algún compromiso con los hijos-nietos de los tiroteados en el puente de las Pías? ¿Algún sindicato agrario ha molestado a algún político ourensano por como tienen de yerma la provincia? En todo esto Ourense también, válgame Dios, ha aportado la prueba del nueve.