En La Voz de Ourense del pasado viernes día 2, un titular notificaba: «El comité de Coasa habla de seguimiento total del paro». Y un subtítulo advertía: «La empresa lamenta las 'posturas radicales de algunos piquetes' durante el día de ayer».
El político español Julio Anguita, según Francisco Umbral, había dicho en su momento: «El día de la huelga hay que parar hasta los relojes» (El Mundo, 7 de diciembre de 1993, página 76). Efectivamente, según nota de Comisiones Obreras, la huelga de Coasa «foi secundada polo cen por cen da plantilla».
En el artículo 315.3 del Código Penal se castiga rigurosamente a «los que actuando en grupo, o individualmente pero de acuerdo con otros, coaccionen a otras personas a iniciar o continuar una huelga».
En la obra Comentarios al Código Penal, de Gonzalo Quintero Olivares y otros (Aranzadi, 2008), se interpreta que los piquetes de trabajadores informativos y de persuasión son una condición necesaria del derecho a la huelga, pero sólo si no degeneran en violentos por la coacción, ya a partir mismo de la formulación de amenazas.