El Museo Municipal presenta una antológica de Ocaña
11 jul 2011 . Actualizado a las 06:00 h.En el Museo Municipal y hasta el próximo día 17 expone el pintor y escultor José Antonio Ocaña Martínez. Natural de Frieira-Crecente en la comarca de A Paradanta (Pontevedra) y a pesar de vivir así como trabajar ya desde 1969 en Madrid, el caso es que se crió en Ourense, como discípulo de Luis Taboada, José Luis López Cid o Xaquín Lorenzo, además de quedar de este modo inscrito en la brillante generación histórica ourensana coetánea a él de Xosé Cid, Vidal Souto y Carlos Vello. Ahora, en fin, a esas alturas serenas pero asimismo plenamente activas de la vida artística madura, Ocaña celebra en nuestro Museo Municipal la presente exposición formalmente antológica, titulada O femenino como pretexto. Antoloxía de tres décadas de figuración (1974-2010). En propias palabras ocasionales, el artista pretende brindar en ella un homenaje a su madre, con la que vive. Prefiero yo, por cierto, ese pretexto filial tan sensible y delicado al uso de la imagen de un busto femenino desnudo entre encajes como emblema que ha sido de la muestra y portada de su catálogo. Personalmente pienso que la importante aportación italiana al quattrocento del desnudo femenino encaja mejor con su formulación original histórica de un neoplatonismo apasionado por la idea de la belleza que con cualquier pretexto sexual utilitario por sincero que sea.
José Antonio Ocaña es doctor en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid; y compartió su previa ampliación formativa básica con Eduardo Arroyo, Antonio Saura, Joan Hernández Pijoan y Alfonso Fraile en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Añado, por otra parte, que siempre le ha ido mejor en su pintura la figuración y además formulada en formato grande, cosas ambas que campan absolutamente por sus respetos en la presente exposición antológica. Si bien más aún de notar al respecto es en mi opinión su decidida multidisciplinariedad estética, que recuerda el ejemplo de su admirado referente el artista alemán Gerhard Richter.
Ocaña se ha expresado en muy diversos estilos, aunque sin perjuicio de al mismo tiempo mantener siempre paradójica y simultáneamente, tanto su propia y personal originalidad artística, como una radical independencia incondicionada del influjo formal estereotipado de escuelas, modas y tendencias.
La obra estrella de la presente exposición es, sin duda, a mi entender el tríptico monumental pintado en clave pop art titulado En la ciudad (acrílico sobre lino, 590 x 224 cm, 1987-1992, inacabado), que, por cierto, el artista inició en Ourense. Y también es pop art el políptico titulado Paulina por Canova (basado en la escultura de Paulina Bonaparte -hermana de Napoleón Bonaparte-, de la Galería Borghese de Roma, realizada por el gran escultor neoclásico italiano Antonio Canova)
Pop y transvanguardia italiana
En realidad, ambas obras son tributarias tanto del pop art como de la transvanguardia italiana: una y otra escuela usan por igual iconos populares -es el caso de la primera de las obras citadas- o iconos cultos -caso, en cambio, de la segunda-. Y hay en la muestra además otra obra, titulada La chica del Equipo Crónica, que en su título alude expresamente al más patente pop art español pero cuya técnica apunta a un modernismo deliberada y simbólicamente kitsch. Esas tres tendencias se amalgaman, en más o menos, en la mayor parte de la obra expuesta aquí y ahora. Aunque también se da en Ocaña con cierta profusión el arte metafísico, presente por ejemplo en la obra titulada Espacio renacentista.
En el catálogo, J. Albert O? Ccon M. relata lo que será a lo largo de la biografía artística de Ocaña «un plural, extenso y férreo ciclo formativo y de creación solitaria de tintes eruditos», que «considera caducos los estilos definidos y se inclina por una novedosa multidisciplinariedad plástica , aparentemente desconcertante, a la busca del anti-estilo».