Cuando se hacía la mili, para el ejército valíamos todos menos los tontos y los que teníamos pies planos. La clase política es mucho menos exigente de lo que era el ejército. Es la única profesión a la que no se le exige nada: ni un máster, ni experiencia, ni conocimiento, ni currículo laboral. Sirve cualquiera y así nos va. La vida civil y laboral en la que nos integramos los ciudadanos tiene unos niveles y unos controles de eficiencia que no pueden superar la mayoría de los dirigentes políticos actuales. Ellos son los inútiles para el servicio. Los últimos 7 años los manirrotos social-burócratas se especializaron en despilfarrar los ahorros y la esperanza de millones de ciudadanos; dentro de dos meses se harán cargo del tinglado los de la rebarbadora y pasaremos de la falsa opulencia a los amarretas. Ahorradores de las necesidades ajenas, para beneficio de cospedales. Decían en mi pueblo: «Hai forras que tiran cos muros». Se creen que se puede uno hacer rico ahorrando. Mentira. Para ser rico hay que ganar mucho dinero. Cuando vayan a votar, vecinos ourensanos, no miréis las papeletas. Votad a los que tengan pies planos.