«Para vender Ourense falta consenso»

Fina Ulloa
Fina Ulloa OURENSE / LA VOZ

OURENSE

Antonio Cortés

De una exitosa trayectoria en Madrid a la lucha por ser profeta en su tierra

13 oct 2014 . Actualizado a las 05:20 h.

José Antonio lleva el espíritu emprendedor en las venas. Lo demostró tanto en su trayectoria laboral por cuenta ajena, reconocida y premiada en Madrid, como ahora al frente de su propia agencia de diseño y audiovisual. Cuando habla de lo suyo contagia entusiasmo. Si para él toda utopía es posible, su materialización pasa inexcusablemente por el esfuerzo. Su firma trabaja en cine, publicidad, televisión, postproducción, publicidad y diseño en 2D y 3D y, como especifica su web, su reto es «cubrir cualquier necesidad de comunicación, posible e imposible». Dirige un equipo de entre 8 y 10 personas, entre plantilla fija, profesionales autónomos y becarios. Un equipo que, dice, le hace sentirse orgulloso de si mismo. «La selección de personal es lo mejor de esta empresa», apunta.

-¿Cómo un profesional premiado en Madrid decide apostar por Ourense?

-Se conjugaron muchos factores. La empresa de mi padre empezaba a ir mal y como yo estaba lesionado, pensé que podía aprovechar el tiempo de recuperación y si hacía falta echarle una mano. A mí no me caen los anillos. Además Raquel, mi pareja, también estaba aquí. A eso se unió que no me gustaba el ambiente que se estaba creando en la empresa en la que trabajaba. Es cierto que el panorama profesional aquí estaba más duro, pero siempre me ha pesado más lo personal. Soy mucho de familia, y de amigos.

-¿Le pudo la morriña?

-Más bien la calidad de vida. En Madrid quedar con un amigo no es un placer, es un quehacer; tardas horas en llegar a su casa y volver. Lo mismo pasa con la oferta cultural. Hay muchas cosas, pero en realidad ¿cuántas aprovechas?. Madrid te aporta libertad psicológica pero no tienes una libertad real. Al final te mueves en el barrio y donde trabajas, poco más. Hay cosas que echo de menos, pero aquí, aunque tenga que estar doce horas trabajando, en quince minutos estoy en cualquier lugar para tomar un café con alguien y cada día veo a mi pareja. No hay dinero que pague eso.

-¿Cómo va la clientela?

-La mayoría está en Madrid. El mayor volumen de trabajo, aunque sí hacemos cosas, no está en Ourense. Nuestra firma está detrás de campañas del BBVA, ONO o Banco de Santander. Aquí hay mercado, pero la mayor parte de las empresas con recursos suficientes para invertir en estrategias de comunicación siguen confiando en los de fuera. Es paradójico: el tejido empresarial potente de Galicia llama a firmas de Madrid y los de allí nos llaman a nosotros a Ourense.

-¿Se ha replanteado el traslado?

-Mi sentido común me dice que me vaya a Madrid, pero el tiempo que le he dedicado a montar la empresa aquí me pesa para tomar la decisión de irme. Yo sigo intentando que esto funcione. Me gusta conducir y en cuatro horas y media estás en Madrid. Además disponemos de servidor propio y tecnología que nos ayudan a solventar esa distancia física.

-¿El transporte es un hándicap?

-Que llegue el AVE a Ourense es muy positivo, pero hay que tener en cuenta el coste del billete. Con un Alvia y mejora de las vías tendríamos poca diferencia de tiempo, más frecuencia de trenes y billetes más asequibles.

-¿Cuáles cree que son las debilidades de Ourense?

-Es más una cuestión de mentalidad. Los negocios que han funcionado toda la vida no creen que puedan funcionar mejor. Su lógica es: ¿si ya vendo, para qué tengo que invertir en comunicación?. No se dan cuenta de que descuidan el mercado, porque podrían vender más.

-¿Qué me dice de la promoción de Ourense?

-La riqueza termal, como otros recursos, tienen un hándicap, un problema. Para vender Ourense falta consenso. Se invierte, a veces mucho dinero, pero de forma deslavazada y sin continuidad y eso no es efectivo. Cada uno va por su lado: Concello, Diputación, Xunta. De una manera tácita, hay una guerra que impide trabajar en un único proyecto definido y continuado en el tiempo. Creemos que la gente vendrá y que el boca-oreja es suficiente. Pero seguimos siendo la provincia más desconocida de Galicia.