¡Eureka! ¡Albricias! ¡Bien! ¡Por fin! ¡Hurra! Estas y otras expresiones fueron, estimado presidente de la Cámara de Comercio de Ourense, las que se me ocurrieron (la de «¡guay!» la añado ahora por influencia de la terminología imperante) cuando leí lo de futuros encuentros de coordinación entre tu entidad y la Confederación de Empresarios. «Se cumple la vieja solicitud de que CEO y Cámara unan esfuerzos en defensa de los mismos intereses», dijiste en La Voz.
Aunque ya se hayan perdido unas años irrecuperables, aunque el impulso venga después del aguijonazo del presidente de los empresarios de San Cibrao y aunque sea difícil adaptarse sin la teta de la Administración, bienvenida la alianza. Ojalá seas capaz de obviar viejas rencillas, viejos debates y viejas luchas de egos encontrados. Solo dejando estos al margen y tomando la divisa de que la unión hace la fuerza, conseguiréis los objetivos. De nada vale que empresas como Coren, Copasa y similares paguen cuotas voluntarias a la Cámara. Ellas deben fomentar esa unión pero no por la vía, que intuyo, de la limosna y sí por la del liderazgo a la hora de establecer una relación efectiva entre CEO y Cámara sin duplicidades, sin solapamientos y sin guerras subterráneas. Soy escéptico ante la consecución del objetivo aunque, conociendo tu indesmayable espíritu, estoy seguro que algo se avanzará.