Hace nada que un juez de lo contencioso reprobó al Concello de Ourense por no valorar el derecho al descanso de los policías locales. Los demandantes pedían que se tuviera en cuenta que hay citas anuales, como la cabalgata de Reis, que requieren servicios extraordinarios. Proponían que trabajos y libranzas en esas fechas, que no son imprevistos, dejaran de ser ordeno y mando. Que se negociaran, vaya. El juez dio la razón a los policías, pero el alcalde y sus concejales decidieron recurrir la sentencia. Para que la jefatura de la policía local pueda seguir organizando las cosas al día. Allá el gobierno municipal y allá los servicios jurídicos.
Lo que viene ahora a cuento es que ayer había tres policías citados como testigos en la vista correspondiente a una agresión que el alcalde sufrió en junio del 2016 en la praza Maior. Allí estaban unos minutos antes de las diez de mañana. Ellos no sabían, como sí el alcalde y también testigo, que su presencia estaba de más, pues la defensa del acusado había llegado a un acuerdo con la fiscalía el día anterior. Vamos, que iba a ser un juicio de esos de conformidad, tras rebajar la fiscalía su petición inicial de condena. Si el regidor ?seguramente porque alguien se interesó por el asunto, digamos que para que no perdiera tiempo? supo que no tenía que ir, a lo mejor en la jefatura de la policía local también podían saberlo. Malo ?para los afectados? si tenían el día libre, pero que hayan ido allí a perder tiempo de trabajo, en tanto la calle quedaba con tres policías menos, aún es peor. Se ve que quienes mandan en la policía funcionan ciertamente al día, con previsión. Y que la sintonía con la alcaldía es óptima.