El futuro era esto y no lo que dibujó Ridley Scott en la aclamada Blade Runner para el año 2019. Aquí no hay naves surcando el cielo. El futuro en Ourense era y es tener que viajar por una carretera nacional con tramos infumables si se quiere llegar hasta otra capital próxima, como Lugo. El futuro era y es tardar hora y media en tren para conectarse con la ciudad de Vigo, la más populosa de Galicia. El futuro era y es dejarse un pastizal para llegar hasta la capital de Galicia o hasta A Coruña, ya sea en coche o en tren. El futuro era y es que no haya ni un solo kilómetro construido de la variante Norte. El futuro era y es que las autovías a Lugo y a Ponferrada sean poco más que una leyenda urbana que de vez en cuando aparecen reflejadas en unos presupuestos que se convertirán un año más en papel mojado. El futuro era y es que el tramo da vergoña ferroviario sigue y seguirá vigente por la trama ubana de la ciudad por mucho que se dibuje una variante exterior, que veremos si algún día pasa del papel. En los presupuestos no nos han dejado ni las migajas, pero esto ojalá sirva para que de una vez abramos los ojos y descubramos que la provincia no está en el mapa político más allá del Padornelo. Ni con unos ni con otros. Porque tanto monta, monta tanto y tan criticable es que el PSOE ahora diga que no todo en la vida son obras -curioso que lo diga un partido que estuvo todo el mandato dando la matraca con una estación ferroviaria- como que el PP quiera venir de salvador cuando gobernó en Madrid lustros y la variante norte era poco más que un sueño imposible con partidas ridículas.