Ayer cumplí 38 años. Tenía 11 cuando el AVE llegó a Sevilla. En aquella época infantil, si uno se imaginaba cómo sería el mundo veintitantos años después, seguramente dibujaría en su mente una especie de película futurista, con coches voladores y demás. Sin embargo, ese tiempo ha pasado y ni eso ni teletransportación ni aeropatines... Ni siquiera tenemos el AVE todavía.
Cuando los sevillanos estrenaron su conexión de alta velocidad ferroviaria con la Meseta, gobernaba el PSOE de Felipe González. Después pasaron por la Moncloa José María Aznar (PP), José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE), Mariano Rajoy (PP) y Pedro Sánchez (PSOE). Por eso me llama la atención que unos y otros, populares y socialistas, aún sean capaces de hacer campaña electoral con el AVE como argumento. Ellos, los mismos partidos que han retrasado una y otra vez los plazos para la ejecución de esta infraestructura, los mismos que un día dicen una cosa y al otro, la otra, en función de si gobiernan o no en Madrid (soterramiento sí, pero no; estación sí, pero no).
Pues bien, me veo pasando los cuarenta y todavía sin AVE. Uno casi echa de menos aquellos tiempos en los que viajar a Madrid en el Talgo era una aventura larga y maravillosa para compartir con la familia. La diseñadora Agatha Ruiz de la Prada vino esta semana a Ourense a participar en una conferencia y dijo que el viaje «fue muy romántico, como volver a los años cincuenta». Puede que sí, pero lo que está claro es que del romanticismo no se come. Así que, por favor, que se acabe ya esta discriminación.