Un hombre murió aplastado cuando practicaba zoofilia con una gallina

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Hace 29 años se produjo un suceso insólito en la provincia

30 sep 2019 . Actualizado a las 18:04 h.

El año 1990 dejó muchas noticias, algunas de ellas que han pasado a la historia de los hechos más insólitos vividos nunca en la provincia.

Sucesos

Una muerte poco común. El domingo 9 de diciembre del año 1990 en torno a las cinco de la tarde unos niños que jugaban en las orillas del Miño encontraron a un hombre muerto. «Las investigaciones posteriores han permitido confirmar la tesis, ya adelantada el lunes por este periódico, de que la víctima de este accidente estaría realizando, oculta entre varias piedras de notables dimensiones, un acto sexual con una gallina que había tomado en las proximidades del lugar. La muerte, en esa situación, vendría producida por el desprendimiento de la base de una de las piedras que formaban su parapeto, que lo aplastó materialmente contra otra», contaba La Voz de Galicia días después, con motivo del entierro del hombre en el cementerio de San Francisco.

A aquel acto acudieron un reducido número de personas. Entre ellos había algunos parientes del fallecido, que se hicieron cargo del cadáver tras la autopsia realizada «en el hospital de la Seguridad Social Nuestra Señora del Cristal», explicaba el periódico.

Sociedad

Visita de la reina Sofía. El 5 de diciembre de 1990 fue un día muy especial para el monasterio de Oseira, que recibió la visita de la reina Sofía. Manuel Fraga, que entonces ya era presidente de la Xunta de Galicia, la había invitado para presidir la inauguración de la exposición «Galicia no tempo». Además, entregó el premio Europa Nostra al monasterio por su restauración. «Fraga, que se emocionó en alguno de los pasajes de su discurso, recordó en la bienvenida a la Reina al ‘antiguo Reino de Galicia’ y la fidelidad de los gallegos a la Corona», contaba La Voz de Galicia al día siguiente.

Aquella jornada hubo un amplio despliegue en el periódico para cubrir la visita, en la que estuvo presente la Real Banda de Gaitas de la Diputación. En Oseira, explicaba La Voz, había «pocos curiosos y muchos invitados».