Josefina Otero: «Hay que respetar al poder judicial y no descalificarlo porque no guste un fallo»

Marta Vázquez Fernández
marta vázquez OURENSE / LA VOZ

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MIGUEL VILLAR

La magistrada de la Audiencia provincial que acaba de jubilarse voluntariamente, asegura que nunca se ha visto presionada, «ni lo hubiera admitido»

21 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuelga la toga después de 38 años de carrera la magistrada de la Audiencia Provincial de Ourense Josefina Otero Seivane. Natural de Vilanova de Lourenzá (Lugo), donde nació en 1956, da el paso por motivos personales -aún no tiene edad de jubilarse- dejando tras de sí casi cuatro décadas de trabajo por una justicia «más justa», un objetivo por el que ha trabajado siempre de forma discreta. Tanto, que esta es la primera entrevista que concede a un medio de comunicación.

-¿Por qué quiso ser jueza?

-Mi padre era abogado. Somos seis hermanos y tres hicimos Derecho. Me gustaba este mundo, y según mi madre siempre tuve claro que quería ser jueza, así que hice la licenciatura en Santiago y luego aprobé la oposición; ni un solo día me he arrepentido.

-Y llegó el primer destino...

-Fue el juzgado de distrito de Valdepeñas; después me fui a Vilagarcía de Arousa, donde empezaba ya el cambio del contrabando de tabaco a la droga. El siguiente destino fue en Inca, en Mallorca, y luego pasé tres años en Vigo. En 1987 llegué Ourense y aquí me quedé. Primero estuve en un juzgado de primera instancia e instrucción y luego me incorporé a la Audiencia, adscribiéndome a la sección civil en 2006. Hasta hoy.

-¿Qué prefiere, civil o penal?

-El civil, sin duda. Me gusta más porque es un campo muy amplio; aquí llevamos todos los casos de apelaciones de la provincia y ahí vemos de todo: separaciones y divorcios, acogimientos, adopciones, derechos reales, pleitos de servidumbres, comunidades de montes, derecho al honor, mercantil. Es como una radiografía de la sociedad.

-¿En esos casos sale a la luz la idiosincrasia de la provincia?

-Mucho. Galicia es la gran escuela para temas como los derechos reales, las servidumbres, por esto ha dado montones de buenos civilistas que han llegado al Tribunal Supremo. Es la forma de defender la tierra, el apego; la gente se pelea por un trozo de terreno, y cualquier pleito que haya, por muy poca cuantía que conlleve, tiene muchísima importancia para la persona que llega aquí, por eso hay que atender tanto a los casos de mucho interés económico como a los que tienen menos, porque el interés para la persona es muy grande, va más allá del dinero. -¿Algún caso especial?

-En penal, en el juzgado de instrucción, veía muchos dramas: suicidios, niños maltratados, mujeres víctimas de violencia, crímenes; y aunque el civil es más de despacho, tiene mucha importancia e implica también dramas personales.

-¿Se ha judicializado más la vida familiar en los últimos tiempo?

-No lo noto en especial. Bien es cierto que aquí los asuntos tardan en llegar, y más con el atraso que tenemos. Lo que pasa hoy a nosotros nos repercute dentro de un año y pico. Eso sí, ahora hay mucha custodia compartida.

-El tribunal civil está formado por mujeres, y en sus resoluciones abogan por la corresponsabilidad de padre y madre en la educación de los hijos...

-Los niños tienen derecho a estar con su padre y con su madre, salvo que haya un peligro para ellos. Lo decimos nosotras y lo dice el Tribunal Supremo.

-¿Alguna vez alguien ha llamado a su puerta para pedirle favores?

-Nunca he tenido presión, ni tampoco lo admitiría. Otra cosa es que uno se sienta más o menos presionado a nivel mediático, pero siempre he fallado de acuerdo con las pruebas y con la ley. Nunca he tenido ningún problema, más allá de algún anónimo al que jamás hice caso alguno.

-Las mujeres ya son mayoría en la carrera judicial, pero aún no en los puestos de responsabilidad. ¿Se va a romper pronto ese techo de cristal?

-Espero que se rompa, pero para que pase es necesario acabar con la desigualdad que sigue existiendo fuera del trabajo. La sociedad todavía no está organizada para que la mujer esté trabajando en igualdad de condiciones que el hombre y mientras eso no llegue, puede ser un esfuerzo añadido. Tiene que haber un soporte social para que la mujer no lo tenga mucho más difícil.

-Vivimos en un momento en el que se vuelve a judicializar la vida política, ¿qué le parece?

-Me parece mal, creo que no se puede jugar con la justicia ni utilizarla. La política se hace donde se tiene que hacer, y además me parece inaceptable que cuando una resolución no gusta, se termine cuestionando al juez que la dicta. Eso es peligroso porque las resoluciones se hacen con arreglo a la ley, y se pueden recurrir. Hay que respetar al poder judicial y no descalificarlo porque resuelva una sentencia contraria a los intereses de alguien.

«Mi deseo para el futuro: Jueces, jueces y jueces, y medios para que puedan trabajar»

En la Audiencia no se notan de momento los efectos de la pandemia, pero sí hay asuntos que derivan de la nueva situación.

-Lo que sí hemos empezado a ver es lo relativo a pensiones de alimentos o compensatorias. Ahí se nota porque ha bajado el nivel de vida y eso repercute en la cantidad de dinero que se puede dedicar.

-La sección civil ha llegado a ser la más colapsada de Galicia...

-Es indispensable que se cree una cuarta plaza de magistrado porque es necesario que se trabaje de forma más rápida. Hay que intentar estar al día, que llegue el pleito y se resuelva en dos semanas, porque si hay retraso, no está bien.

-Las cosas han cambiado mucho en los juzgados desde sus inicios, ¿cómo ha vivido esa transformación a lo digital?

-Era algo necesario, poco a poco nos hemos ido adaptando a la realidad y teniendo más medios tecnológicos y eso es fundamental para esto pueda funcionar, a parte de que también lo sería que se creasen muchísimos más juzgados y que hubiese mucha más capacidad de decidir, y eso solo se consigue con más jueces.

-¿Está de acuerdo con ese lema de que la Justicia es la hermana pobre?

-Creo que sí. No sé porqué ocurre, pero pasa. Es verdad que últimamente se están haciendo muchas cosas pero todavía falta mucho en coordinación. Creo además que llegaremos al papel cero, me parece una meta indispensable.

-De cara al futuro, un deseo...

-Hacen falta jueces, jueces y jueces, porque al final las resoluciones las dicta una persona, por muy bien que se trabaje entre los funcionarios y los letrados de la administración de justicia. Y no solo más jueces, sino también medios para que puedan trabajar de forma ágil. Es fundamental.