Explosión de color con Angy en la Sala de Arcos del Concello de Celanova
09 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h.«Mantente alejado de la gente que menosprecia tus ambiciones. La gente pequeña siempre hace eso, pero los realmente grandes hacen que tú también puedes ser grande». Mark Twain.
María de los Ángeles Fernández Sousa, Angy, presenta en la Sala de Arcos del Ayuntamiento de Celanova su primera exposición individual, titulada Reencontros. Una amplia colección en la que la artista pone en imágenes su trayectoria y evolución plástica, desde el lenguaje figurativo a postulados de índole más conceptual y abstracta. Color para expresarse por íntima vocación que proviene del tono del timbre y se extiende como un fluido sobre la superficie de la obra, enfatizando la expresión subjetiva que evoluciona hacia un ímpetu expresionista en la reducción de las referencias formales con gran protagonismo del factor cromático en las obras en las que su identidad artística se materializa como en Tres deseos, composición horizontal de vertiginoso brío con un equilibrio valiente entre los tonos yuxtapuestos y una trepidación de la imagen evanescente, fluida e incandescente, expansiva y distorsionada que registra el instante único como vibración, apoyándose en el trazo realzado que cobra nueva energía en la gravitación de la pasta pictórica, creando una pintura All Over que se expande y discurre sobre toda la superficie, otorgando idéntico protagonismo a todos los elementos del cuadro, equivalentes en potencia y énfasis plástico y concentrando en el infinito sin marco que delimitar, la atención en los elementos constitutivos: textura, superficie y color; como una revisión de las Nimphéas de Monet o de las Constelaciones de Miró, en la multitud de formas que sugiere el universo cromático, sus ritmos y alteraciones y que se observan también en El río de lava y en Girasol, ambas obras de Angy.
Exaltación del mundo interior de la artista en las concreciones que, como breves explosiones, estrellas fugaces o fuegos artificiales, expanden su estela multicolor al eclosionar, anulando los límites naturales del soporte plástico, sumergiéndose en un todo expandido por las concentraciones de energía en una frontalidad envolvente, próxima al concepto de Hard Edge a través de tramos o campos coloreados Color Field. Sintaxis alterada por la emoción. Metamorfosis que parten de lo real y se zambullen en lo onírico surreal, una aprehensión fenomenológica y simbólica.
Elementos variables que como organismos sufren transformaciones, evoluciones, cambios en los que interviene la dirección de la luz modificando la percepción del espectador en la exuberante reverberación de las formas de cierto barroquismo en el arabesco, que en ocasiones revela el mapa del trazado de la obra como un work in progress.
Pintura de textura espesa como la de Averbach y en la de Bomberg, con cierta dimensión de nostalgia evocadora en El nocturno rojo de luna inyectada, en las concreciones de energía que remiten a espacios neuronales o medusas marinas en los hilos de transparente seda que teje la araña en el tumbao geométrico del espantapájaros que se hinca y desvanece sobre el campo de amapolas, ligeramente descentrado y diagonal, dibujando una pirámide invertida contra el suelo.
La simplificación radical del motivo, similar a la que ejerce sobre la forma Milton Avery, hace que la pintura de Angy alcance postulados de carácter abstracto, careciendo en su contexto narrativo de importancia fragmentaria sino reforzando una mirada coral del paisaje como escenografía para la emoción que suscita y traslada la autora a su obra, mediante transposiciones de rotundo frenesí cromático.
La materia pictórica se encuentra iluminada por la refracción originando una tensión permanente entre dimensiones reales y las ilusorias en su diálogo de sensaciones. Acumulaciones de flores disueltas en armonías abstractas, círculos concéntricos, formas geométricas reproducen el concepto del árbol en floración. El paisaje de vistas abiertas definidas por líneas altas de horizonte, parece arañar el firmamento dominado por colores de gama cálida, amarillos, ocres, anaranjados y rojos, con cierta capacidad ingenua del naif de Rousseau el Aduanero.
Atractivo juego cromático visual, dinámico y ambiental entre la atmósfera que recrea con la lluvia y el despliegue multicolor de los paraguas, en el desfile de personajes anónimos como siluetas empapadas.
Rabioso vitalismo, luminosidad radiante y energía en los cerezos en flor, con cierta resonancia a Matisse en el orientalismo, la ornamentación y en la intensidad del color fauve, eléctrico y apasionante.