Estamos avanzando en el siglo XXI. Más de dos décadas ya y, aún así, cada día que pasa compruebo que el fútbol es de los deportes que más mira a su historia. O no, porque en algunos lugares no la tenemos tan en cuenta.
Durante la pasada semana vimos a ese Valencia CF, que pasó por las penurias de una prórroga para eliminar a un gran Arenteiro, apelando a su pasado para dejar en la cuneta al Athletic Club (que no Bilbao). Les cuento. Todo comenzó con una pancarta de sus aficionados: «Siempre a tu lado. Bronco y copero». Aludía nada menos que al equipo de 1941, el que ganó el primer título importante de un club que ya había vivido en blanco dos décadas. Aquel plantel de la delantera eléctrica (Epi, Amadeo, Mundo, Asensi y Gorostiza) reunía a dos levantinos y tres vascos, combinación perfecta para dejarse la piel en cada partido. Doblegó al Español para alzar la entonces llamada Copa del Generalísimo (plena posguerra).
Perdió otras tres seguidas (1944, 45 y 46), pero varios de esos jugadores —los más longevos— ganaron otra al Athletic en 1949. Hasta los propietarios de Singapur aprovecharon esa gesta para imprimir el bronco y copero en las camisetas de la celebración.
Ayer lo recordaba viendo en una mesa a Jorge Bermello, Manolo Rois y José Luis Sousa, además de otros personajes indispensables en los más de sesenta años de trayectoria del CD Ourense. Gestas como el 30 de 30, ascensos, copas. Comentaron que más de 300 trofeos compró la Diputación en la subasta del concurso de acreedores. Piden lucirlos como se merecen y es de justicia. Bronco, copero y de Ourense. Nuestra historia.