Algunos afortunados ya disponen de mayor tiempo libre y se acomodan cerca de la playa o en algún otro rincón perdido contemplando raquetazos sobre el pasto de Wimbledon, pedaladas a lo largo y ancho de la vecina Francia —incluso en Dinamarca, si se tercia—, sin olvidar el oro español en el waterpolo y el triunfo brillante de Carlos Sainz y el ya inolvidable Stop Inventing. Cada loco con su tema.
Aún así, mientras buscábamos a los ciclistas que pueden dificultarle la carrera a Tadej Pogacar o seguíamos pendientes de las andanzas de Badosa, Alcaraz, Nadal o Djokovic, se nos fueron los ojos a esa selección de fútbol sala femenino que volvió a sumar en forma de Copa. La europea disputada en la localidad lusa de Gondomar.
Es un título en el que tiene mucho que ver el fútbol sala ourensano, aunque esta vez su protagonismo se difuminó. En parte por la grave lesión de rodilla de Vanessa Sotelo, aún así capaz de sobreponerse y reaparecer antes del final de curso, proclamándose campeona de la Liga con el Futsi Atlético de Madrid. Cabe recordar que ya fue la mejor jugadora de la anterior cita continental en 2019 y también era fija en las listas de Claudia Pons, hasta su percance físico. También es habitual Jenny Lores (Ourense Envialia), que esta vez fue uno de los últimos descartes del estelar plantel, viajando incluso a Portugal. En el mismo club compitió en su día Luci Gómez, que ya acompañó a Sotelo en la victoria de la primera edición, antes de continuar su carrera en Burela y Poio. A la próxima, seremos más.