Crean una bomba ecológica para recuperar montes quemados

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fina Ulloa OURENSE / LA VOZ

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Los alumnos probaron la eficacia de su invento lanzando los conos desde un puente al parque Barbaña
Los alumnos probaron la eficacia de su invento lanzando los conos desde un puente al parque Barbaña Santi M. Amil

Alumnos del colegio San José diseñaron el prototipo para Voz Natura

09 dic 2022 . Actualizado a las 10:38 h.

Existe el mulching, técnica de acolchado que se emplea para evitar la erosión en bosques quemados y que consiste en esparcir alpacas de paja sobre el terreno afectado para que hagan de barrera y ayuden a sujetar el suelo para evitar la erosión impidiendo que las lluvias arrastren la tierra. También se conoce el helimulching, que es la modalidad en la que esos fardos de hierba seca son lanzados desde helicópteros. Pero hasta el momento no hay ningún término para lo que ha desarrollado un grupo de alumnos del colegio San José de la capital ourensana y que, básicamente, une esas técnicas con la siembra en un solo producto.

«Son unos conos, con punta de serrín compactado con cola ecológica y en la parte trasera va la paja mezclada con semillas», resumen Jacobo, Sarai y Alba. Ellos son alumnos de segundo de la ESO y uno de los siete equipos del plan «Formando científicos hoy para un futuro mejor». Ese es el título del proyecto con el que el colegio de Josefinas en Ourense participa en Voz Natura, el programa de educación ambiental de La Voz de Galicia desarrollado por la Fundación Santiago Rey Fernández-Latorre con el patrocinio de la Consellería de Medio Ambiente, Territorio e Vivenda, la Diputación de A Coruña, la Fundación Alcoa, El Corte Inglés, la Fundación Ramón Areces e Inditex.

Los tres alumnos que han trabajado en el desarrollo de esta especie de bomba ecológica para recuperar superficies quemadas han seguido en todo momento el método científico que incluye, obviamente, ensayos para testar la fiabilidad del invento.

Y no les ha ido nada mal. La prueba fundamental sobre la viabilidad de su idea la realizaron hace unos días. Tenían que comprobar que los conos, lanzados desde cierta altura, no se rompían y que quedaban clavados en el terreno lo suficiente para garantizar su arraigo. «De no ser así no se conseguiría asegurar la permanencia del depósito de semillas que, con la lluvia, podrían germinar y, con ello, repoblar las zonas quemadas», recuerdan.

En concreto los escolares ourensanos cargaron los conos con frutos de temporada como las castañas y las bellotas. A falta de helicóptero utilizaron una pasarela (la que une las calles Bajos Alameda con Pura y Dora Vázquez) para soltarlos desde cierta altura hacia el parque Barbaña. No dejaron nada al azar. De hecho solicitaron la autorización del Concello de Ourense y la colaboración da Concejalía de Seguridad Ciudadana y Protección Civil para evitar accidentes limitando el acceso a personas o animales a la zona en la que debían caer los conos en ese momento.

Luego bajaron y comprobaron que casi todos habían conseguido clavarse en el terreno. Midieron incluso la profundidad de penetración y grabaron las caídas para, con la ayuda de programas informáticos, analizar más tarde la velocidad o cómo fueron los vuelos. De hecho ya han percibido algunas cuestiones que les ayudarán a introducir mejoras en el sistema. «A algunos le pusieron una especie de cinta, un trozo de tela de algodón para que todo sea material biodegradable, y esos cayeron más rectos y de punta», explicó el tutor responsable del desarrollo del programa, Carlos Pérez Freire que recuerda que aún hay tiempo para seguir puliendo el sistema. De hecho la idea de los chicos es, una vez perfeccionados, acudir con los prototipos a ferias científicas como la de Galiciencia en la Tecnópole, o la de Exporecerca de Barcelona.

Al tratarse de un espacio público, los conos fueron retirados del parque ourensano, pero los escolares siguen experimentando en el laboratorio para comprobar si finalmente las semillas germinarán hacia el final de la primavera.

El trabajo, de base científica y ecológica también ayudó a los escolares a aplicarse en la materia de idioma extranjero. Los alumnos diseñaron etimológicamente cuál debería de ser el término en inglés que mejor definiera su idea. «Lo bautizaron como heliseending, que es un término que no hemos encontrado así tal cual, compactado», aclara el profesor.