Cae un violador en Ourense que sometió a nueve adolescentes a actos sexuales haciéndose pasar por jefe de una mafia

M. Rodríguez OURENSE / LA VOZ

OURENSE

El detenido cometía, presuntamente, las agresiones sexuales en su domicilio, muy cerca del estadio de O Couto.
El detenido cometía, presuntamente, las agresiones sexuales en su domicilio, muy cerca del estadio de O Couto. Santi M. Amil

El arrestado, de 21 años, ingresó en prisión por cometer delitos contra la libertad sexual de nueve jóvenes, pero pudo haber más víctimas

18 dic 2022 . Actualizado a las 08:28 h.

Al menos nueve niñas ourensanas, de entre 13 y 15 años de edad —y alguna mayor—, han sido víctimas de delitos contra su libertad sexual por parte de un individuo, Manuel L. F., de 21 años, que ha sido detenido por la Policía Nacional de Ourense y ya ingresó en prisión este viernes por orden del magistrado del Juzgado de Instrucción 1 de Ourense, que decretó su encarcelamiento provisional y sin fianza.

La primera denuncia de la que tuvo conocimiento el grupo de investigación de la UFAM, unidad que lleva los casos de menores en la Policía Nacional, se presentó el martes por la mañana. Una joven de 13 años denunció cómo el sujeto las engañaba y las convencía, con amenazas, para que mantuviesen relaciones sexuales con él. El sospechoso había creado varias cuentas en Instagram, con las que contactó con algunas menores. Les prometía que les solucionaría sus problemas, asegurando que era jefe de una mafia internacional, de nombre CBK, que tenía mucho poder. El joven ofrecía a las chicas conseguir lo que quisiesen —recuperar a un novio que las había dejado o que no las acosasen en su colegio— pero no gratis. Él les decía que les conseguiría lo que quisieran, pero a cambio de favores sexuales de todo tipo.

Además del contacto por Instagram, el presunto violador de menores tuvo acceso a más niñas, pues unas le fueron hablando a otras de él, creyendo que les ofrecería protección. Además de pensar que les ayudaría a solucionar problemas, las adolescentes estaban atemorizadas porque les llegaban mensajes de supuestos sicarios o altos cargos de la mafia en los que se las amenazaba con matarlas a ellas o a sus familiares si contaban algo. A las niñas, el sospechoso también las abducía, presuntamente, ofreciéndoles formar parte de la mafia para lo cual tenían que seguir unas normas: no decir nunca que no a lo que les ordenasen, tener absoluta confianza en Manuel y no contar a nadie de fuera nada. Si lo hacían, serían consideradas como «sapos» y las matarían, a ellas o su familia. El sospechoso llevaba consigo habitualmente una pistola, de juguete, pero las víctimas creían que podía ser real.

Esta situación de sometimiento y abusos, según se pudo constatar en la investigación realizada por la policía esta semana, se venía produciendo desde el verano pasado, aproximadamente desde el mes de julio. Los delitos sexuales se cometían en el piso del presunto abusador, un apartamento situado en los aledaños del estadio de O Couto, lleno de suciedad e inmundicia, según pudieron comprobar los agentes que acudieron al registro el pasado jueves. Allí se recogieron archivos y equipos de tecnología, pues el presunto agresor también hacía fotos y vídeos íntimos a las chicas, con los que después las chantajeaba con hacerlos públicos para seguir sometiéndolas.

Una de las jóvenes, la primera denunciante, señaló que en su caso, la llevó a una casa abandonada y en ruinas situada también en los alrededores del estadio de fútbol. Pero el lugar que el presunto violador había convertido en una suerte de harén era su domicilio habitual, en el que residía con su madre, aunque esta no estaba cuando el hombre citaba a las niñas. El individuo mantenía relaciones sexuales continuadas con las menores, no eran actos esporádicos o solo una vez. Se le investiga por «delitos continuados contra la libertad sexual siendo las víctimas menores de 16 años», confirmó el TSXG. Además de la prisión, el juez impuso órdenes de alejamiento respecto a nueve víctimas, por si el preso sale en libertad  antes de que se celebre el juicio. Citaba a las jóvenes por las tardes o los fines de semana. En el piso del violador se juntaban varias niñas, que iban pasando a su colchón sucesivamente. Allí le contaban sus problemas y él les decía lo que tenían que hacer para que él, como jefe de esa mafia, les ayudase. 

El hombre no tenía trabajo ni oficio conocido. Además de someter a las chicas, la investigación —aún no cerrada en algunos flecos— tratará de determinar si también conseguía «favores», en este caso en forma de dinero, de chicos varones a los que ofrecía similares «servicios». También se sospecha que podía dedicarse al trapicheo de droga. La investigación realizada por la UFAM en los últimos días fue intensa y exhaustiva, exprimiendo las 72 horas desde el arresto del sospechoso, para completar todas las declaraciones de las víctimas y el resto de diligencias y poner al detenido a disposición judicial.