Un año después

Maite Rodríguez Vázquez
Maite Rodríguez EL ÁBACO

OURENSE

08 mar 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

La guerra sigue, un año después. Me refiero a la guerra de Rusia contra Ucrania, pues otros conflictos armados ya estaban vigentes anteriormente y continuarán, aunque no los tengamos tan presentes. Un año después continúan las vidas rotas, la destrucción y la muerte. Es una guerra diferente y, a la vez igual a otras. Similar en la carnicería humana y el sufrimiento que produce. Diferente en que la sentimos un poco más cerca y notamos su influencia negativa en forma de carestía de la vida e inflación, aunque no toda sea achacable a la actual guerra. Como dicen las refugiadas ucranianas acogidas en Maceda, no pensaban seguir aquí un año después. Al menos han salvado la vida, pero su corazón sigue sufriendo por los que están allá y por no poder regresar a su tierra a recomponer su existencia. Es una guerra que nos implica, por tener cerca a los ciudadanos atacados y por las consecuencias continentales que conlleva. No podemos intervenir en las grandes decisiones, como el envío de armamento o en las cuestiones políticas de mayor envergadura. Pero sí en dar ese apoyo personal y ese calor que las ciudadanas ucranianas acogidas en Maceda dicen que han sentido en este tiempo. Y que todavía necesitan, un año después. También los alojados en Celanova y otros lugares de la provincia. Porque, aunque no lo deseemos, la guerra continúa y no tiene visos de parar pronto. Ni aunque se deje de enviar armamento occidental, ni aunque Putin desista de alguno de sus objetivos. Pero podemos escuchar, mirar, atender y, desde una perspectiva humana, apoyar, con una mirada, un aliento o una palabra.